La cruda sentencia a nuestra salud
Investigador de la UA dice que los metales están en nuestros genes, por lo que nacemos y vivimos con ellos. Además que el cáncer está fuera de control.
l Manuel Chimaja Olguín
El problema de la contaminación ambiental de Antofagasta se ha convertido en las últimas semanas en un tema latente en la comunidad, es por eso que fuimos donde un capo del tema para saber cómo ha evolucionado esta situación en el último tiempo.
Se trata del investigador y jefe de la carrera de Química Ambiental de la Universidad de Antofagasta (UA), Domingo Román, quien hace años ha realizado diversos estudios para analizar los efectos de los contaminantes en las personas y los resultados han sido categóricos.
Investigaciones desde el concentrado de arsénico en el agua como la presencia de metales pesados en el cordón umbilical de los bebes, han dejado a este profesional en la palestra al momento de saber los problemas que contrae vivir en una región minera.
"La gente está expuesta a los metales pesados como también a los hidrocarburos por estar en una región minera, la cual es explotada en las cercanías de cada ciudad de la Segunda Región, en donde el factor viento confabula junto a otros a contaminar a la comunidad y los suelos de esta zona" sentenció el profe.
Es cosa que la gente consuma productos plantados en estas tierras para ingerir metales pesados, recordemos que la región es rica en minerales, tanto como arsénico, plomo y otros más nocivos. Un ejemplo son las zanahorias, en donde la mayoría de las madres le da jugo de esta verdura a sus hijos, siendo uno de los primeros contactos con la contaminación.
Esto provoca que la salud ambiental de la zona esté muy deteriorada y afecte a cada uno de los nortinos. Es cosa que las personas ingresen al INE y se den cuenta que nuestra región es la que se vive menos, esto provocado por los diversos cáncer.
El problema de esta actividad es que han pasado muchos años y aún no alcanza el estado de sustentabilidad para ser compatible con la vida de los seres humanos
Es incierto, debemos considerar que cada cierto tiempo van apareciendo nuevos contaminantes en la zona, estos son generados por el hombre. En el año 2012 en una prestigiosa revista de ciencia de Inglaterra se le declaró a Antofagasta clúster del aspecto epidemiológico del cáncer.
Un lugar del planeta que una enfermedad está fuera de control. Estos son los costos que está pagando la región por ser rica en estos metales pesados. Además estos también provocan otro tipo de enfermedades, las cuales no son consideradas al momento de realizar un estudio de impacto ambiental.
Creo que hace falta el punto de vista de la geomedicina en estos criterios para evaluar proyectos. Con esta medida tomada la comunidad estaría libre de agentes contaminantes, por tanto es absurdo meter acá en el puerto acopio de metales.
Lamentable lo que voy a decirle, evitar consumir productos cultivados en la Segunda Región, como lo son las acelgas, zanahorias, linaza, entre otros. Este suelo está fuertemente contaminado por arsénico, en donde claramente se debe a su conformación volcánica.
Si bien en el panorama se ve un poco incierto, lo que es verdad es que durante las investigaciones de Domingo Román ha sacado siempre la misma conclusión.
"Lamentablemente aquí en la región ocurre una epigenética, en donde el ambiente modifica a la persona, esto quiere decir que las personas que nacen y viven en zonas contaminadas tienen incorporadas de nacimiento los metales contaminantes", sentenció.
Sin duda las estadísticas y los estudios avalan esta situación que tiene preocupados a los habitantes de la Segunda Región por su salud. J
Según el estudio enviado por el Colegio Médico, el polvo negro que se acumula en las calles contienen concentraciones de metales pesados que exceden largamente los parámetros de seguridad establecidos por la National Oceanic and Atmospheric Administration (Noaa). Por ejemplo, el análisis reveló que la presencia de cobre supera en 190,74 veces la cantidad de milígramos por kilogramos recomendado, mientras que la de zinc excede en 63 veces y la de plomo en 12,5 veces.