Los hoyos
dinos lo que piensas
Siempre había querido abordar un tema país y contingente como lo es el de los ¡hoyos! Es por eso que ahora aprovecho la oportunidad de exponerlo de una manera irreverente y con un poco de humor, pues la situación así lo amerita.
Considero que nuestras autoridades deberían importar hoyos, para reemplazar los ya existentes y que tienen mucho tiempo de uso.
Tengo la leve impresión que los hoyos chilenos han sido declarados patrimonio nacional, pues nadie se atreve a intervenirlos. El MOP, pistas concesionadas y municipalidades, que son los organismos encargados de este problema, se pasan la pelota unos a otros con una rapidez asombrosa, como si fuera una bomba a punto de estallar. Mientras conductores y peatones sufren las consecuencias del extenso y convulsionado campo 'hoyo motriz'.
Esto nos demuestra que realmente somos un país en 'desarrhoyo'. En todo caso, no todo es negativo. Gracias a los hoyos, talleres mecánicos y actividades asociadas se están haciendo la 'América', vendiendo repuestos y reparando amortiguadores, paquetes de resortes y neumáticos.
En este aspecto, la bonanza ha llegado incluso a los traumatólogos. ¿Quién no ha sufrido alguna una fractura por culpa de un hoyo y ha tenido que acudir a estos profesionales y enyesadores? Y aunque parezca increíble, hasta nuestro diccionario criollo se ha visto favorecido con los famosos hoyos, al incluir en él algunas palabras tales como: 'Nos fuimos al hoyo', 'Estoy como el hoyo', y otras tantas que conocemos y no es necesario nombrarlas para no escandalizar a nuestra rancia y mojigata sociedad.
Así como vamos, nuestros límites fronterizos ya no serán señalados por hitos, sino que por hoyos.
¡Ojalá que su majestad el hoyo sea derrocado y se termine esta dinastía que tantos problemas y daño ha causado! ¡Abajo los hoyos!
No sé si este comentario será publicado, pero igual lo envío para vuestra consideración.
Jorge Valenzuela Araya
Me parece acertada la resolución de la Corte de Apelaciones que denegó un recurso de protección del Movihl respecto a tres dirigentes políticos que se habían expresado contra la adopción homoparental. Ejercer la libertad de expresión es parte de la democracia y nadie puede pretender que se limite tal derecho, mucho menos en temas valóricos como éste y el matrimonio igualitario. Requieren debatirse y no en tribunales, porque en democracia, las instancias para dialogar obviamente son otras. Pero antes, hay que aprender a escuchar con respeto, aceptar que otros piensan distinto y que nadie es dueño de la verdad.