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Hay luz al fondo del túnel. Festejemos. La locura no es invencible, se puede enfrentar con puras palabras. Lo comprobó un reciente estudio español, realizado por la Universidad de Compostela, el cual concluyó que poseer un enorme vocabulario puede resultar fundamental para que una persona se salve del Alzheimer.
Tener un gran vocabulario, en este punto, es semejante a tener un antídoto contra la vejez del cerebro. Si el cerebro envejece y pierde neuronas, tener almacenadas en la cabeza un gran número de palabras lo fortalecerá. El vocabulario actuará como una reserva cognitiva de la persona. Y eso, a juicio de los expertos, es el verídico tesoro de la juventud: las palabras.
En el estudio español, por ejemplo, los investigadores trabajaron con 324 personas mayores de 50 años. Habían 222 sanos y 104 encuestados con un ligero desperfecto mental. El resultado fue lapidario: se acercan a la locura los que no tienen un buen nivel de vocabulario. Todos ellos tienen un cerebro avejentado. Ya han sufrido la disminución de neuronas y se dirigen secretamente a la demencia senil. Los otros, en cambio, los que a causa de su biografía intelectual tienen más cultura, podrán utilizar la reserva cognitiva y mantener la lucidez vigente. El conocimiento, a la larga, protege a los humanos de la debacle. El conocimiento es un estupendo remedio a largo plazo.
Si usted está interesado en ser una persona longeva -al menos en el plano cerebral-, tiene que tomar nota. Lea buenos libros. Estudie. Vea programas culturales. Converse con profesores de Lenguaje. Hágase socio de una biblioteca. Es probable que lo tachen de esnob. Sí, le dirán en la calle que se volvió un petulante. No haga caso. Usted, en el fondo, está sanando su cerebro. Aprenderá más palabras y será un anciano lúcido. Lo dijimos al principio y lo repetimos: hay luz al fondo del túnel. Póngase a leer.J
