gimnasia ritmica El Club Antares solo pide un espacio para entrenar
Son uno de los mejores semilleros de gimnasia rítmica de Antofagasta, se ganaron un proyecto Core para perfeccionar a sus pequeñas deportistas, pero no tienen un lugar fijo donde entrenar y han tenido que ocupar hasta la playa y parques público para poder trabajar.
El Club de Gimnasia Rítmica "Antares" es un ejemplo más del poco apoyo que existe en la ciudad por otros deportes que no sea el fútbol.
Antofagasta llegó a ser en su momento la capital de la gimnasia rítmica, con campeones nacionales y con deportistas de nivel internacional, pero de eso poco queda y hoy los clubes locales están tratando de reflotar una disciplina olímpica.
Karem Gueny es la entrenadora de este grupo de pequeñas deportistas que van desde 4 a los 17 años. El club Antares lleva dos años trabajando bajo el mando de esta profesora de educación física y los resultados han sido muy positivos. A nivel de iniciación las pequeñas gimnasta han conseguido posicionar el nombre del club a nivel nacional, lo que ayudó para que el Consejo Regional, a través del 2% del Deporte, le aprobara el proyecto "Clínica de Gimnasia Rítmica de Iniciación" para potenciar el talento de las niñas con la presencia de una jueza nacional de gimnasia, una maestra de ballet y otra de danza contemporánea, más el aporte rítmico de Gueny.
Sin embargo, a pesar de todo esto, el club no tiene dónde entrenar. Estuvieron pasando de gimnasio a gimnasio, como verdaderos nómades, pero algunos ya les cerraron las puertas y otros están en veremos. Y como en el deporte el tiempo es calidad, han tenido que entrenar en la playa y los parques públicos del sector sur, donde las condiciones para practicar con clavas, cinta, balones, aro y cuerda no es para nada el adecuado, pero están enfocadas en seguir creciendo, cueste lo que cueste.
A mitad de año recibieron la ayuda de Xstrata, pero llegó noviembre y tuvieron que dejar el recinto. Volvieron a la playa y hace unos días la escuela D-72 "Ljubica Domic Wuth"le dio una mano para que practiquen, pero hasta que comience el año escolar.
A pesar de eso las pequeñas no bajan los brazos y siguen trabajando para hacer grande su deporte y llevar a lo alto el nombre de Antofagasta. J
l El alto precio de los gimnasios en Antofagasta no han permitido al club Antares poder tener un espacio definido para entrenar. Estuvieron en el Guibaldo Ormazábal, pero los $13 mil que costaba la hora (ellas entrena tres horas al día, tres veces a la semana), hizo inviable seguir cancelando. Buscaron por otros establecimientos educacionales de la ciudad y ninguno bajaba de los 20 mil por hora, por eso tuvieron que entrenar en la playa y esperar la buena voluntad o un precio más razonable para poder trabajar tranquilas.
l Mauricio Riquelme C.
El proyecto del
Core les permitió
comprar
implementos
deportivos y un
piso para
entrenar