El joven que guitarrea las tardes en el paseo del mar
Su particular propuesta se ha vuelto toda una atracción para la gente.
Cristian Castro Orozco - La Estrella de Antofagasta
Aeso de las 19:00 horas en el paseo del mar, cuando las infernales temperaturas de la temporada estival comienzan a descender y el horizonte empieza a degradar en naranja y violeta, el joven Jaime Rojas Figueroa llega acompañado de su novia, su guitarra y un solo propósito. El de tocar la tarde entera.
Este estudiante de medicina de 23 años hace ya más de un mes que tiene la costumbre de ubicarse por debajo del paseo del mar de Antofagasta durante los fines de semana y tocar su guitarra, práctica que realiza para distenderse de sus obligaciones y también para conseguir algo de sustento para sus necesidades.
La novedad
Muchos de los transeúntes que pasean a esa hora por el sector se detienen a escuchar a Jaime, quien improvisa junto a su guitarra modelo Ibanez sonidos armónicos y ambientales con los cuales pretende relajar aún más a quienes transitan por el lugar.
Si bien lo que hace este joven no destaca de lo que realiza la gran mayoría de los músicos de la ciudad, quienes se apostan en lugares públicos para entregar a la gente su talento a cambio de algunas monedas, Jaime opta por un sector más tranquilo, libre del ajetreo cotidiano que se da en el centro de Antofagasta.
"Me gusta este lugar primero porque la gente viene aquí a relajarse y disfrutar, por lo cual se pueden dar el tiempo de detenerse y escuchar. También me gusta la hermosa panorámica que se da a esta hora del día cuando el sol comienza a ocultarse", explica.
Complemento artístico
Pero la presencia de Jaime tocando se une en perfecta complicidad con la de su joven pareja María José Escobar, quien acompaña a su novio mientras se dedica a pintar guitarras.
"Jaime me inspira con su música, por lo cual mientras tocas yo me pongo a pintar, que es una de las cosas que más me gusta hacer", dice la joven, quien también estudia medicina con Jaime en la Universidad de Antofagasta.
"Mi intención principal no es ganar dinero, pues igual realizo tutorías en mi universidad, sino que para mí esto es un relajo que no tiene precio, pues muchas cosas se conjugan y también me gusta que la gente disfrute de lo que toco, ya que muchas veces me han pedido temas, como de Pink Floyd por ejemplo u algún otro estilo, pero me gusta tocar más mi contenido propio", cuenta Jaime, quien también recuerda que muchas veces le han dejado a modo de propina latas de cerveza. "La primera vez que me atreví a tocar aquí se me acercó una mujer en situación de calle y se quedó a mi lado durante todo el rato que estuve allí. Para cuando ya había terminado, se revisó sus bolsillos, sacó algunas monedas y me las dejó", recuerda el estudiante, quien aseguró que ese gesto le entregó la confianza que necesitaba.
"Me gusta mucho tocar aquí, me han dejado hasta latas de cerveza a modo de dinero".
Jaime Rojas; guitarrista.
Arte callejero
Lo que realiza este joven no difiere mucho de lo que hacen muchas otras personas que buscan algún sitio en donde ofrecer a la gente su arte u talento.
Clara muestra de ello es la principal arteria peatonal de Antofagasta, el Paseo Prat, donde día a día es posible ver a cantantes, bailarines, magos, o músicos como guitarristas, saxofonistas, violinistas entre otros quienes le entregan color y sonoridad a la vida de los cientos de antofagastinos que transitan por el centro.
Destacan dentro de este grupo conjuntos folclóricos que montan un verdadero escenario para interpretar clásicos de la música chilena, o jóvenes violinistas que se apostan en las esquinas para interpretar piezas de sinfónicas para poder ganarse el sustento o pagar sus estudios.