Ignacio Araya
La idea surgió apenas se supo que tres empresas que administran supermercados -SMU (Unimarc), Walmart (Líder) y Cencosud (Jumbo, Santa Isabel)- se coludían para fijar los precios de la carne de pollo. Y si bien la Fiscalía Nacional Económica presentó la denuncia correspondiente, comenzó a surgir por las redes sociales el llamado para que nadie fuera a comprar en estas casas comerciales.
Ayer, día de la "funa", el resultado fue relativo, al menos en la capital regional. A la misma hora en que en Twitter se publicaban fotos de supermercados vacíos, o incluso rayados (como en el caso del Líder de Concepción, donde los manifestantes lo "clausuraron"), en el Unimarc de avenida Angamos la jornada parecía normal durante la mañana.
Irma Henríquez, vecina del sector sur, se enteró por internet del llamado, "pero yo igual vine a comprar... porque uno las necesita, qué le vamos a hacer", explica. A su juicio, este tipo de medidas "está bien, porque ya está bueno que abusen de los consumidores".
"Nadie debería venir, pero qué vamos a hacer, donde vivo no hay almacén", contaba Isabel Richards con tres bolsas en la mano saliendo del Jumbo Angamos. "Es que la gente no lo va a hacer, nosotros no somos como en Santiago. La gente debiera unirse y no ir a comprar en los supermercados", dice. ¿Por qué pasa esto acá? Richards dice que el antofagastino "es dejado, cada uno ve su metro cuadrado".
Por la tarde, por la misma red Twitter comenzaron a aparecer fotos de supermercados vacíos, como en el Tottus de Latorre o el mismo Unimarc de Angamos.
Consumo
"La red tiene el sentido de convocar, pero tú tienes que vencer la atomización y el consumo, y eso es complicado", cuenta el sociólogo César Trabucco con respecto al peso de las redes sociales en llamados masivos de este tipo. Según su opinión, el "castigo ciudadano" a la colusión que plantearon los organizadores choca con el consumo. "Tenemos el modelo que nos merecemos, porque si fuéramos capaces de bloquear el comercio de un día por cada colusión, se resuelve el tema".
"Los niveles de conciencia social son muy bajas, y por otro lado da la sensación que no es posible cambiar estas cosas. Detrás de esto hay desaliento", explica el sociólogo.
3 años habría durado la colusión entre las cadenas para ponerse de acuerdo con el precio del pollo.
15 y 31 de enero, se llamó por redes sociales a no consumir productos que estén en la colusión.
ignacio.araya@estrellanorte.cl