Ignacio Araya Chanqueo
Antofagasta era un desastre la mañana del 19 de junio de 1991. Ese día, mientras miles de antofagastinos llevaban un día reconstruyendo la ciudad después del inesperado aluvión que cobró la vida de 92 personas, aterrizaba en Cerro Moreno el Presidente Patricio Aylwin Azócar, en una de las tantas visitas que realizó en estas tierras el ex Mandatario, fallecido ayer a los 97 años (ver recuadro).
Aylwin llevaba, entonces, un año al mando del país. Decidió continuar con el modelo económico heredado del régimen anterior y prometió justicia "en la medida de lo posible" para las violaciones a los derechos humanos. El Presidente ya había tenido quince meses difíciles: Pinochet seguía al mando del Ejército y las relaciones eran bastante tensas, en Santiago asesinaban al senador Jaime Guzmán y en Antofagasta, la lluvia desataba una catástrofe nunca antes vista.
Después de visitar la Intendencia, el Presidente se fue a la población Ferrobaquedano, una de las más arrasadas por el lodo. Yorka Rivera, una de las vecinas que lloraba con su bebé en brazos, le rogaba a Aylwin hacer algo para rescatar a quienes aún seguían desaparecidos. Con su natural empatía, el Mandatario anunció que se planearía cómo reconstruir de una manera más segura. "Ya no se puede dormir por las noches, con lo que está pasando", dijo la vecina. "No ocurren todos los días estas cosas, pues señora. Tranquilícese", le respondió Aylwin.
Con la ciudad sin agua, el Mandatario llamó a la gente a colaborar con sus vehículos para el reparto. Se localizaron estanques para que la gente fuera a buscar agua, y el Ministerio del Interior dispuso de 328 viviendas de emergencia. Aylwin, al despedirse, quedó impactado con lo que vio. "Creo que hemos cumplido con la tarea a que vinimos. Si es necesario voy a volver", dijo.
Sandra Álvarez, entonces dirigenta de la población El Salto, recuerda haber visitado La Moneda el 92, junto a otros 25 dirigentes de todo el país. "Era una persona muy cariñosa y humana, y su sonrisa que daba confianza para conversar con él. Es una pérdida lamentable, pero nos dejó muchas enseñanzas", dice.
Cuando le tocó el turno de conversar con ella, el Presidente le preguntó por lo ocurrido tras el aluvión. "El sintió mucho las pérdidas humanas de la ciudad de Antofagasta. Sobre lo material, me dijo 'no importa, eso se recupera'", dice Álvarez.
Aylwin y la historia
En Antofagasta, Aylwin arrasó con la elección del '89: sacó el 57,1% de los votos, muy lejos de Hernán Büchi (26,1%) y del 16,9% de Francisco Javier Errázuriz. Floreal Recabarren (DC) fue la carta escogida por el Presidente para ser alcalde de la ciudad. Hasta 1992, todos los alcaldes del país fueron designados por el Presidente. "Yo creo que nunca nadie habría hecho un mejor gobierno de transición que Patricio Aylwin", recuerda hoy el ex alcalde, diputado e historiador.
"Él era un tipo muy respetuoso de las ideas de otros, un tipo muy amigo de la gente. No era duro con sus adversarios, un tipo muy amable y componedor", cuenta Recabarren. Él cree que el juicio de la historia será benevolente con él. "Cuando Pinochet era Comandante en Jefe, era difícil gobernar, pero con la forma de ser del Presidente, con la psicología que tenía, fue posible. Ninguna persona ni ningún partido podría haber hecho este cargo mejor que él", dice.