Capital y trabajo

Señor director:

El desarrollo histórico de los pueblos se ha realizado en torno a dos conceptos. Capital, el dueño del dinero, el dueño de la tierra y de los bienes. Trabajo, el que no posee nada sino su aporte, ya sea manual o intelectual para sobrevivir.

Desde la antigua Grecia los ciudadanos elegían un gobierno a través de la democracia directa. El gobierno era el poder. Posteriormente se organizaron en partidos políticos o grupo de personas en torno a un líder o a un programa por el cual iban a luchar.

En la colonia existió la esclavitud que era la fuerza del trabajo y el capital lo representaban los patrones. Luego avanzando el tiempo se abolió la esclavitud, sin embargo, existían los trabajadores que aportaban al desarrollo de las empresas. Se trabajaba de sol a sol, y con los mártires de Chicago se lograron las 8 horas de trabajo, que aún en pleno siglo XX no se respetan, involucrando la transgresión de los derechos humanos.

No es justo que cada vez que el sector laboral, ha conseguido el avance social se hayan producido víctimas que murieron por el ideal de la justicia social.

Estamos en el siglo XXI, se lucha por una simbiosis entre el capital y el trabajo que es lo ideal para lograr el progreso de un pueblo en justicia social . Se habla de partido de izquierda para defender sus intereses y de partido de derecha por la misma razón. En el mundo en que vivimos, el capitalismo considerado como la explotación del hombre por el hombre está obsoleto, y el trabajo sea como fuerza física o intelectual es un aporte al progreso.

Nuestra idiosincrasia tiende a la política del consenso a través de las distintas agrupaciones. Como ciudadanos tendremos una gran responsabilidad: elegir a nuestro futuro gobernante. En el caso específico, por citar un ejemplo de los profesores jubilados, cuya deuda no ha sido tomada en cuenta ni por la izquierda ni por la derecha. Esto creará un gran conflicto, que el voto decisivo de los profesores que estamos en esta condición, podremos definir en la urna secreta cuál será el destino de nuestro país al cual hemos amado siempre y por el cual hemos estado dispuestos a entregar la vida.

Solo aspiramos a la felicidad de todos los chilenos por encima de todas las diferencias, lo que hemos demostrado durante toda nuestra carrera sin proselitismo barato, sino con el ideal de formar ciudadanos con valores que puedan luchar por la verdad y por la justicia social anhelada por todos los chilenos de corazón, y que esperamos ocurra no solo en nuestro país, sino en el mundo entero.

Jorge Raúl Díaz Pacheco