Redacción - La Estrella de Antofagasta
De 15 a 20 años de presidio arriesga el operador de maquinaria F.F.G., de 53 años, luego que fuera declarado culpable del asesinato del prevencionista en riesgo Félix Franco Balbuena, de 41 años, a quien golpeó y aplastó con el balde de una excavadora.
Después de varios testimonios y exhibición de pruebas, el Tribunal del Juicio Oral en Lo Penal de Antofagasta lo encontró culpable del delito de homicidio calificado. Para ello, estableció que actuó con alevosía, aunque descartó la agravante de premeditación planteada por el Ministerio Público.
Aún así, por tratarse de un homicidio calificado, el acusado arriesga una pena efectiva que va desde los 15 a 20 años de cárcel. La parte acusatoria representada por el fiscal Juan Castro Bekios solicitó 17 años de presión, mientras que la querellante los 20 años.
Además, el tribunal dictaminó que la identidad del homicida no se dará a conocer hasta que la sentencia sea ejecutada, es decir, hasta el jueves a las 18.30 horas cuando se de lectura de la pena a cumplir.
Discusión
Para el dictamen fueron claves las pericias al cuerpo de la víctima fatal, como también las declaraciones como la del dueño de la empresa de grúas a la que prestaba servicios el operador de maquinarias. Este último relató que fue testigo cuando el operador golpeó con el brazo de la retroexcavadora a Félix Franco y este cayó al suelo, donde posteriormente lo aplastó con el balde de la maquinaria en reiteradas ocasiones.
Agregó que, en cosas de minutos, se bajó de una camioneta en dirección a la maquinaria, para impedir que el operador continuara con la agresión, aunque no tuvo éxito.
Las lesiones en el cuerpo fueron concordantes con dicho testimonio, ya que con el primer golpe el prevencionista sólo sufrió fracturas en su brazo y clavícula que por sí solas no son mortales, mientras con que el aplastamiento sufrió una falla orgánica múltiple producto de una destrucción de sus órganos vitales que le ocasionaron la muerte en sólo tres minutos.
En tanto, el inculpado en el juicio rechazó su derecho a guardar silencio y declaró que lo que ocurrió el 2 de septiembre del 2015 -en el camino hacia una cantera de la empresa Ecomar- fue en el contexto de un "accidente laboral".
Si bien reconoció que habían tenido rencillas ese día y otros anteriores no hubo dolo en este hecho y que si hubiese querido matar al prevencionista lo habría hecho con sus propias manos, debido a que tiene dominio en artes marciales. Esas fueron sus últimas palabras, luego de los alegatos de clausura que pusieron fin el juicio oral que se extendió por cuatro días.