Redacción - La Estrella de Antofagasta
Ayer su familia y amigos le dieron el último adiós a Eduardo Jara Hidalgo, joven poblador que el fin de semana se convirtió en la víctima del primer homicidio del año registrado en Antofagasta.
Los restos del trabajador fueron sepultados a las 15 horas en el Cementerio General, luego de ser velado en una iglesia católica ubicada a la altura del 8.700 de la Avenida Bonilla. Sus seres queridos cerraron así, la primera etapa del doloroso proceso que comenzó la madrugada del domingo, cuando el joven de 39 años recibió un disparo en la zona costal derecha que le arrebató la vida.
Los hechos se registraron en una vivienda ubicada en calle Juan Orione, casi esquina Huamachuco de la población Juan Pablo II, donde Jara Hidalgo permanecía de visita en compañía de unos amigos. La reunión, sin embargo, terminó en tragedia debido a que tras un presunto conflicto previo, desconocidos dispararon cerca de las 23 horas desde el exterior hacia el inmueble, resultando el joven- que permanecía en el segundo piso -herido de gravedad.
Pese a que fue auxiliado por personal del Servicio de Atención Médica de Urgencia (Samu) y trasladado hasta el Hospital Regional "Dr. Leonardo Guzmán" , finalmente falleció de madrugada en dicho recinto asistencial.
Tragedia familiar
El occiso era el menor de los tres hijos de Fernando Jara, exsuperintendente del Cuerpo de Bomberos de Antofagasta, quien espera que la justicia haga su parte. "Mi hijo estaba en el lugar y en el momento equivocado", se lamentó, indicando que Eduardo vivía junto a su madre en calle Arturo Pérez Canto y tenía un hijo de 7 años. Con él trabajaba en la amasandería de la familia en Avenida Rendic.
Por Carabineros la familia se enteró de los hechos, que según dijo habrían comenzado cuando el único ocupante de un antiguo automóvil marca Nissan modelo V-16 color morado o lila habría provocado ruidos molestos frente al hogar en que estaban reunidos los amigos. El sujeto entonces fue increpado por uno de ellos y se retiró del lugar, regresando momentos después junto a 3 o cuatro hombres. Agregó que en esos instantes, en que Eduardo se aprestaba a irse y le decía a su amigo que no se metiera en problemas, comenzaron los disparos con la fatal consecuencia.
39 años tenía el joven trabajador que recibió el disparo cuando visitaba a un amigo en calle Juan Orione.