Cartas
Bomberos
En estos días mucho se habla de Bomberos, quienes sin duda personifican al héroe en todo su esplendor, aquel que acude en ayuda de otros sin mediar otra cosa que su deber, no impuesto por leyes sino por su propia moral. Sin embargo, tras la idealización de Bomberos, parece olvidarse que detrás de cada uno de ellos hay personas, mujeres u hombres, padres, hijos, hermanos, parejas. Bueno sería recordar aquello, sobre todo en estos días cuando, por redes sociales, se han hecho notar los prejuicios y resentimientos clasistas y racistas hacia grupos como los mapuches, los empresarios, los ricos, los de aquí, los de allá, etc.
Cuando usted emita sus odiosidades y prejuicios hacia ciertos grupos, piense que en Bomberos hay individuos con diversos orígenes, fenotipos y apellidos. Con distintos ingresos, disímiles pasares, con distintas profesiones u oficios. Algunos son abogados, otros mecánicos o médicos, también hay albañiles y profesores, incluso periodistas, empresarios o funcionarios públicos. No olvide entonces que para ser bombero da lo mismo si se es de origen mapuche u origen europeo, o si se es de un barrio rico o no tan rico. Si se es empresario o empleado. Porque para los Bomberos, esas diferencias no son las importantes a la hora de cumplir su máximo ideal: trabajar de manera voluntaria y en conjunto para ayudar a otros.
Jorge Gómez Arismendi
La balsa
Para todo tiene explicación la mediocridad instalada en el municipio. La balsa no era mala, fueron fortachos bañistas los que destruyeron una escala y quitaron los cuatro anclajes del armazón.
Similares explicaciones se dan por el barrio rojo y su delincuencia, el aumento de ambulantes y la proliferación de basurales en cualquier parte de la ciudad.
No hay quien le ponga el cascabel al gato
Raúl Alarcón J.