Gente de la calle

Vagabundos, pobres y borrachitos que deambulan por las calles, hacen que me pregunte cómo llegan a esta forma de vivir, cuál es la causa que los hace tomar esa determinación. Es un misterio, ¿no? Desengaños amorosos, problemas familiares, alcoholismo, pérdida de trabajo y problemas sicológicos.

Dentro de este universo es posible encontrarse con todo tipo de historias. Vagan por las calles sucios, harapientos, con su abrigo tipo Baretta. Acompañados siempre por su fiel amigo "el perro", duermen donde los pilla la noche, plazas, playas, calles, etc.

Para ellos cualquier rincón representa un hogar. Pierden la noción del tiempo y para olvidar el licor es su medicina. Machetean para comprar su traguito. Atroz y miserable es su diario pasar. Son despreciados por la sociedad por su aspecto. Comparten toda comida que consiguen con su fiel amigo el can, y de esta manera su amigo cuida de ellos en forma recíproca. Fui hijo de padres alcohólicos y sé de la vergüenza y el dolor por la que deben pasar hijos, familiares y cercanos, al verlos vivir en ese estado. En muchos casos, estas personas de la calle resultan ser producto de la sociedad egoísta que hemos construido.

Único remedio

Señor director:

Normalmente antes de las elecciones los políticos nos dicen que si queremos cambiar la corrupción que afecta al mundo político, judicial y empresarial, debemos concurrir a las urnas y que si no lo hacemos, no tendremos derecho a quejarnos.

Esta es una de las tantas mentiras que nos dicen los políticos y nosotros ilusos, les seguimos creyendo pese a que reiteradamente votamos con esa intención y comprobamos que la situación continúa cada vez peor.

Mientras en las cartillas de votación estén mayoritariamente los apernados de siempre en el cargo o vitalicios, y los mismos corruptos por soborno como los por facturas ideológicamente falsas, ir a las urnas sería convertirse en cómplices de esta lacra política.

La verdad y la experiencia histórica de Chile y del mundo señalan que la única forma o remedio para erradicar la corrupción política, empresarial y judicial, es a través de continuas y masivas protestas. Históricamente no observo otro remedio más eficaz.

Jaime Manuel Ojeda Torrent