Rotary Club Antofagasta

Señor director:

Los hechos que suceden cotidianamente son los que forman la historia. Uno de estos, acaecido hace ya 91 años, nos hace meditar. Me refiero a la fundación en la Perla del Norte del Rotary Club Antofagasta, que fue el 18 de diciembre de 1926.

Esta fecha nos llena de alegría, al celebrar la plantación de la semilla que crecería en frondoso árbol de luz, pleno de brillantes frutos. Podemos con orgullo mirar su pasado, su gran labor cumplida a favor de los hermanos más desposeídos de la comunidad que se expandió por todo el norte.

Cada uno de los años transcurridos en que Rotary Club Antofagasta levantara sus columnas de amor, ha sido pleno de realizaciones. Cada rotario que ha decorado o decora sus columnas ha contribuido con su obra para que se llegue a estos días de júbilo.

Largo sería enumerarlos a todos, largo sería el recuento de todo lo ya hecho, como lo expresó un pensador: "El hombre perdura no por su memoria, sino por sus obras", y qué mejor obra que ésta, el Rotary Club Antofagasta.

Damos homenaje de gratitud y admiración a los rotarios fundadores, Eduardo Reyes Cox, ingeniero a cargo de la construcción del puerto; I.L. Woodul, agente portuario de los Chilenos y Exploration Co; Delfín Golsworthy, importador de automóviles; monseñor Luis Silva Lezaeta, obispo de Antofagasta; Carlos Caballero, agente de Lautaro Nitrate Company; Carlos Ugarte, médico cirujano; Francisco Carey y Alberto Bahamondes, abogados; Manuel Oyarzún, rector del Liceo de Hombres; Alfredo Rapenning, profesor de la Escuela de Salitre y Minas; Charles Hunt, gerente de Barnett Co -vapores; Eric Glaisher, gerente del Banco Anglo-Sudamericano; W. H. Murtha, agente Nitrate Agencias Ltd; Juan de Dios Carmona Alcayaga, corredor de Bienes Raíces; H. H. Grimes, representante Westinghouse Eléctrico Company; y Alejandro Coo Guzmán, ingeniero de puertos.

Hombres buenos que tuvieron la responsabilidad de velar por el progreso y bienestar de su comunidad, se reunieron ese 18 de diciembre de 1926 para fundar el primer club rotario en nuestra Antofagasta.

Había elementos representativos de todas las actividades que, dejando de lado las diferencias políticas, sociales o religiosas, unían a sus almas generosas en un decidido propósito de bien público para trabajar por una humanidad feliz.

Esa gran lección de generosidad entregadas por los rotarios fundadores, hace aproximar a los hombres en una amistad mutua y sincera, hace llegar al corazón de los humildes sin prejuicios doctrinarios o sociales y saciar su sed de justicia, en suma ser verdaderos hermanos de nuestros hermanos.

Arturo Mardones Segura