"Circular 21", el instructivo que moviliza a la comunidad trans
Luego de más de una década de lucha social, miembros de la agrupaciones de diversidad sexual reclaman que se les llame por su nombre social, de acuerdo a lo ya dispuesto hace años por el mismo Gobierno.
Con más de quince años trabajando por el reconocimiento de la diversidad sexual, la Agrupación Trans Libera Acción Arcoiris de Antofagasta levanta ahora la voz por la persistente conducta de profesionales que desconocen, o simplemente hacen caso omiso, a una de sus victorias más recientes: la equidad en cuanto a sus derechos, homogeneizando la forma de comunicación y trato para con personas trans en los establecimientos de atención de salud.
Makarena Salles Contreras, presidenta del mencionado colectivo nortino, reconoce que la voluntad de las autoridades ha permitido avanzar mucho en los últimos años, pero hoy corresponde poner el enfoque en la sociedad, cambiando la forma con la que nos relacionamos, y apuntar así contra la homofobia y la transfobia en los servicios públicos.
"Hay una circular que se llama 'circular 21', que fue emanada desde la mesa central del Minsal el 2012, y dice que toda persona transgénero debe ser tratada por su nombre social, independiente de lo que diga su carnet", informa la dirigente.
Aquel instructivo reitera una circular previa (N° 34), de septiembre del 2011, donde se instruye acerca de las medidas para facilitar el acceso oportuno a la atención de salud, considerando el enfoque de equidad, los derechos humanos y los derechos ciudadanos.
El énfasis de la circular del 2012 está dado en aquellas competencias de la atención ambulatoria abierta (atención primaria y de especialidades) para homogeneizar la comunicación y trato en la red.
Pero el tema no se queda en la disposición informada, otro de los avances logrados -además de la orden- es que "tenían que capacitar a los funcionarios de hospitales, postas y consultorios. En todos lados [...] Hay gente que se ha sensibilizado con esta circular porque nosotras hemos hecho el trabajo como agrupación", recuerda sobre la permanente concientización que promueven en la región.
De hecho la semana pasada fue la misma Makarena la que debió presentar una queja formal en la O.I.R.S. (Oficina de Informaciones Reclamos y Sugerencias) del hospital. "Llevé un reclamo porque trataron a un chico por el nombre de su carnet, y no debieron hacer eso", cuenta. Los profesionales de la salud deberían preguntar a los usuarios su nombre y respetar su respuesta por sobre el nombre legal, añaden en el colectivo.
"Por ejemplo, yo me hago llamar Makarena en la vida diaria, es mi nombre social con el que me rozo con toda la gente. Pero imagina que en mi carnet diga 'Juan Carlos', ellos no pueden llamarme por Juan Carlos. Ellos al ver el aspecto físico de una tienen que darse cuenta que es una persona transgénero que están atendiendo [...] tienen que poner en el documento que soy Makarena, independiente de que se ponga el nombre del carnet. Tienen que siempre respetar el nombre social, incluso estando hospitalizada. Si tengo la opción de irme donde las mujeres, me tienen que dejar en la sala común con ellas, y a los trans masculinos con los hombres", explica.
Son muchas las agrupaciones trans a nivel nacional que han luchado hace años para exigir dignidad en la forma como los tratan en público. La motivación es que no se denigre a la persona transgénera al momento de tener una atención de salud. Nada muy complicado de exigir.
El problema yace, una vez más, en la ignorancia que gran parte de la sociedad mantiene ante este tipo de eventos: "una tiene un aspecto femenino, y puede estar pasando piolita y te llaman como 'Juan Carlos Pérez' (por ejemplo) y toda la gente se queda mirando y comenta: ¡viste, viste, que no era na' mujer!... y empiezan con los rumores. Entonces debido a eso se trabajó con las agrupaciones como el Movilh, y presentamos esta queja de lo que estaba pasando con nosotros como usuarios de la red de salud pública [...] ahí es que sale la circular en que dicen que toda persona tiene que ser llamada por su nombre social, independiente de su carnet, y en el caso de que la persona no lo diga, el funcionario tiene que preguntar cómo llamarnos".
Respeto
Franchesca Suárez es socia activa de la agrupación desde su inicio, y recalca a La Estrella que lo único que piden es respeto. "A varias de nosotras nos ha pasado que no se nos respeta. Tú me ves como mujer, así que es chocante que te llamen por otro nombre de hombre en cosas públicas como hospitales o el Registro Civil [...] ojalá fuera como dice la circular 21, pero no se respeta, es un tema cultural. Nosotros hemos hablado como agrupación con las autoridades sobre el trato y ellos quedaron de acuerdo en que iban a acatarla, y de hecho Gendarmería a las personas transgénero que no se han cambiado el nombre (de manera legal) las tratan por su nombre social, y en la Gobernación igual", sostiene añadiendo que "ha sido favorable lo que hemos logrado como agrupación trans. Antes se estigmatizaba a las personas por cómo eran, a nosotros nos trataban de 'maricas' por ejemplo. Nos trataban así, pero hemos ido avanzando...".
Y en ese mismo sentido, tienen otra cosa que celebrar. En Antofagasta ya firmaron un protocolo con el Hospital Regional en el que se establecen orientaciones para la adecuada atención de usuarios de la Red Pública de Salud de la ciudad de conforme con su identidad de género, garantizando el libre desarrollo de su personalidad y la no discriminación por motivos de identidad de género, así como facilitar procesos de inclusión, protección, sensibilización, acompañamiento y asesoramiento para el paciente, sus familias y equipo de salud.
Persona "trans" abarca a transgéneros y transexuales, y tal como está definido en el mismo protocolo que está pronto a ser lanzado en la capital regional, la transexualidad es una condición humana en la cual la persona siente, generalmente desde la infancia, pertenecer al sexo opuesto al que sus genitales y físico indican.
Hay aspectos de la vida que desde luego competen al individuo de manera privada, pero la forma en la que se vincula este con el mundo desde su propia voluntad debe ser respetada, no porque lo diga la circular de una entidad gubernamental, sino que por el simple hecho de que por más atrasada que se encuentre nuestra legislación, personas como Makarena y Franchesca tienen derecho a exigir lo que es justo.