Películas vistas con otros ojos
@FranCorralS / Francisca Corral | Directora de fundacionjulieta.cl
Las vacaciones me han llevado a recordar las antiguas películas de Disney que vi cuando yo era una niña. Las recuerdo con tanto cariño que pensé en mostrarle a mi hija las mismas películas que a mí me conmovieron tanto y que hicieron que hasta el día de hoy fuera una amante del mundo de Disney. ¿Y qué mejor que estar en la playa en traje de baño echados viendo una gran película? Partí con la tan recordada "101 dálmatas".
Como mi hija siente una fascinación por los "guau guauf" (lo que se hereda no se hurta me han dicho por ahí) pensé que esa iba a ser la mejor para partir con esta nueva generación de amantes de Disney. Y así fue. Los amó. Ver esa cantidad de perritos saltando y corriendo para todos lados la dejó llena de sonrisas.
¡El problema es que yo quedé horrorizada! No me acordaba en profundidad de la temática ni menos de los diálogos. Me acordaba que la mala se llamaba Cruella De Vil y que quería robarse a los perritos ¡No me acordaba que una vez que los roba les pide a los ladrones que los maten a palos, envenenados o ahogados para después despellejarlos y hacerse un abrigo de piel! Una vez que los perritos son rescatados por sus papás y otros amigos viven una tremenda travesía entremedio del frío invernal de Londres, casi muriendo de hambre y frío. ¡Realmente era espantoso! No se cómo a alguien se le pudo ocurrir eso para un niño.
"Menos mal que no entiende bien lo que dicen", pensé para adentro una vez que terminó la película. Y me puse a pensar en todas las películas más antiguas de Disney. Los Aristogatos que son secuestrados por el mayordomo y abandonados al otro lado de la ciudad para después cuando aparecen nuevamente tratar de mandarlos en un baúl a África. La Dama y el Vagabundo, que muestra la realidad de los perros de casa (y raza) versus los que vivían en la perrera, y además grafica (y muy bien) cómo cambia el trato hacia las mascotas cuando nace un hijo. Primero su perrita era todo y después la ignoran completamente. Y claro, son de los años sesenta las películas y el trato hacia las mascotas era otra cosa. Eran amadas pero también tratadas como a sus dueños se les antojara. Y eso muestra en el fondo la evolución de nuestra sociedad.
Primero porque hoy sería impensado mostrarle eso a un niño. Yo de verdad quedé para adentro. Pero por otro lado el avance que hemos tenido respecto al trato hacia las mascotas es afortunadamente, si bien lento, positivo.
El mundo de mi hija por suerte trata distinto a los perros y gatos. No así a todos los demás animales, eso sin duda. Pero al menos cuando ella entienda lo que dicen estas películas le parecerá una aberración.
"No me acordaba en profundidad de la temática ni menos de los diálogos. Me acordaba que la mala se llamaba Cruella De Vil y que quería robarse a los perritos.""
Así es la vida del gran y sociable charlie andrés
Charlie Andrés Ahern Arellano tiene dos años. Su debilidad es el manjar y su actividad favorita es cazar polillas. Además, es hijo único, muy regalón y de gustos sencillos. Le apasiona acompañar a sus padres hasta al baño y a comer en la mesa. El gran Charlie también es un amante de la gastronomía, porque es fan de ver a su mamá humana Katalina Arellano cuando ella cocina y prepara la cena. Le encantan los atardeceres y el sol por la mañana y como sus padres son muy sociables, él también lo es: le agradan las visitas y que le acaricien su lomito.