Vencieron el cáncer y ahora luchan por los pequeños de Oncofeliz
La familia Bannura Reyes contó las dificultades que pasaron al tener a su hijo enfermo de cáncer y cómo eso los animó a fundar la corporación.
Oncofeliz es una corporación muy reconocida en la ciudad de Antofagasta debido a la noble labor que cumplen hace más de 18 años y que es ayudar a los pequeños que lamentablemente han sido diagnosticados con cáncer.
La corporación se encarga de costear los traslados de los pacientes y sus familias hasta Santiago para que puedan realizar sus tratamientos, como también de proveer con insumos nutricionales, como leches especiales. También se ha caracterizado por celebrar las fechas especiales del año, como Navidad, Día del Niño, Día de la Madre y el Padre, Fiestas Patrias, entre otras muchas fiestas.
Sin embargo, lo que muchos no saben es la razón por la que el presidente de Oncofeliz, Rafael Bannura y su esposa Ximena Reyes crearon esta corporación.
"Yo estaba con mi hijo jugando a la pelota en 'Hornitos' después del año nuevo allá por el año 1998 y se ahogó. Corría cansado... yo no andaba con el estetoscopio allá pero cuando llegamos a la casa, lo ausculté y no respiraba bien. (…) Al otro día fuimos al médico, le tomamos una radiografía al tórax y sale que tenía líquido en el pulmón y esa fue la primera gran negación", recordó Rafael Bannura cuando supo que su hijo, el hoy doctor Rafael Bannura Reyes (27) le diagnosticaron cáncer.
"El radiólogo me pasa la radiografía y yo le digo 'esta radiografía no es de mi hijo, él no puede tener esto' y se la devuelvo (…). La vuelve a tomar y yo me fui detrás de él, porque en ese tiempo se tenían que meter en un líquido... no son digitales como ahora, y me fui detrás de él para que no me la cambiaran pero nuevamente sale el mismo resultado", expresó el padre.
Don Rafael contó que quedó impactado y que se dirigieron a un pediatra para confirmar el resultado. "El pediatra me dice que tiene cáncer y que hay que hospitalizarlo".
Una situación difícil de afrontar pero que la familia de Rafael lo hizo sin dudar.
Proceso
"Yo no recuerdo mucho de eso, no sé si es por inocencia o la candidez propia de la infancia... a medida que uno empieza a avanzar en la historia va tomando un poco el peso, da pena, tristeza el haber vivido una vida que no es acorde de tu edad, el hecho de no ver a tu familia, estar sometidos a procedimientos que son necesarios pero a veces son muy invasivos", dijo Rafael Bannura Reyes sobre su infancia.
El joven contó que pasó meses hospitalizado en la UCI, donde las visitas "eran hasta las ocho de la noche, pasaba toda al noche solo, sin poder caminar... tuve una infección en el ojo izquierdo así que no podía ver. Cuando tenía unas 'minis altas' podía estar un par de días en mi casa, me paseaban en sillas de ruedas, yo veía a los niños de mi edad corriendo, jugando que es lo que tiene que hacer un niño pero yo no podía tener una vida así".
Un Linfoma no Hodgkin fue lo que le diagnosticaron a Bannura, por lo que se tuvo que trasladar a Santiago para iniciar el tratamiento. "El Linfoma no Hodgkin es como una bolsa donde se agrupan 19 subtipos y yo tuve uno de esos. Como pronóstico en sí es bueno, es un tratamiento de seis meses a un año sin mayores complicaciones... el problema es que yo tuve mala suerte, mala suerte porque uno no sabe cuando un paciente puede tener una reacción adversa a un fármaco y yo la tuve", explicó el joven.
Rafael tuvo complicaciones en el páncreas, hígado y tuvo una parálisis en la pierna izquierda. "La pancreatitis me complicó el cuadro, tuvo 15 operaciones y eso fue lo que me empeoró un poco el pronóstico".
Pero Rafael y su familia no se dejaron derrotar por la enfermedad y en el año 2000 tuvo el alta pero pasó cinco años en controles ambulatorios antes de obtener el alta total.
En la actualidad el joven está en el segundo año de una especialización en psiquiatría en el Hospital Clínico de la Universidad Católica.
Oncofeliz
Durante el tiempo que estuvieron en Santiago, los padres de Rafael se dieron cuenta del alto costo que tiene el tratamiento para el cáncer. "Nosotros tuvimos mucha ayuda. Yo tenía un respaldo profesional, tenía el respaldo de la Fuerza Aérea ya que trabajaba ahí en ese tiempo, de los medios de comunicación y de la ciudad entera, (...) toda la ciudad luchó por el antofagastino que tenía cáncer, entonces ya estaba con la idea de hacer algo en la ciudad cuando llegamos de vuelta", dijo el presidente de Oncofeliz.
Y así lo hizo. Al volver de Santiago, se sentó en su escritorio y comenzó a escribir las primeras líneas de lo que hoy es la corporación. "Todo pasa por algo y siento que si esto le pasó a mi hijo es porque Dios quería que hiciéramos algo por el resto de las personas. (…) Me senté en mi escritorio y en menos de un día escribí todo lo que necesitábamos para echar a andar Oncofeliz sin saber nada sobre fundaciones ni empresas... nosotros como familia fuimos un instrumento de Dios", agregó con emoción.
Su esposa, la psicóloga Ximena Reyes también fue parte de esta gran obra y también contó sobre todo lo que sintió cuando su hijo estuvo enfermo. "Voy a decir algo muy raro pero nosotros celebrábamos todo, cuando mi hijo pasaba sus quimioterapias lo celebrábamos. (...) Nosotros elegimos llevar este dolor desde la alegría y no nos íbamos a dejar derrotar".
Y al parecer llevar de esa manera el dolor les hizo reflexionar y quisieron entregar los mismo a la comunidad. "Nos ayudó mucha gente que no conocíamos y de verdad que eso nos tiraba para arriba... es por esto que quisimos hacer lo mismo por las familias que están pasando por esto en Antofagasta", agregó.
Una visión casi similar tiene Nazelí Bannura Reyes (24), hermana de Rafael. "Yo era muy chica cuando pasó todo esto, pero si recuerdo que nunca bajamos los brazos y siempre estuvimos pendiente de mi hermano. (...) Eso es lo que se quiere lograr con Oncofeliz, que los pequeños logren salir adelante y puedan realizarse, tal y como lo hizo Rafael", expresó.
Pero, el sueño casi se ve truncado hace dos años cuando Oncofeliz no podía seguir costeando las ayudas a sus pacientes.
"Nos afectó la crisis minera, mucho de nuestros socios son trabajadores de mineras pero los comenzaron a despedir así que nos empezamos a quedar sin dinero... estuvimos dos meses sin poder ayudar en el ámbito económico a muchas familias pero ahí nuevamente aparecieron los medios de comunicación y nos ayudaron", dijo don Rafael.
Ante la crisis que estaban viviendo, Oncofeliz recibió la ayuda de varias empresas como de Aguas Antofagasta para poder realizar sus fiestas. "También apareció nuestra alcaldesa y la Corporación Municipal de Desarrollo Social y que llevó a cabo el jeans day solidario en todas sus escuelas y que este año nuevamente se va a hacer".
Por ahora, Rafael está enfocado en terminar su especialización en psiquiatría y tiene planeado venir a Antofagasta y ser parte de forma más activa de Oncofeliz.
"La idea es venir y ser parte del equipo aunque también he participado de las actividades que hacen. El año pasado animé el bingo anual junto a mis amigos", dijo el joven.
Contar nuevamente esta historia no fue fácil para la familia, pero lo hicieron con la esperanza de que las personas confíen en la labor que realizan como "Oncofeliz" y que de alguna manera sean parte de la recuperación y esperanza de un pequeño.