Eduardo Furniel: historias y sueños de un hombre que quiere a Cobreloa
El actual preparador de arqueros de Cobreloa que fue compañero del "Cóndor" Rojas, retornó a Calama con el objetivo claro de volver a ver a los mineros en el sitial del que nunca debió haber salido en la primera división nacional.
Un hombre sencillo, humilde, muy querendón de su familia, trabajador aguerrido, de esos que ama profundamente lo que realiza día a día, con carácter fuerte, pero cercano con quienes trabaja para buscar lo mejor de ellos, hablamos de Eduardo Antonio Furniel Arriagada.
A sus 62 años, retornó a Calama, esa ciudad que le abrió las puertas para conseguir muchos triunfos deportivos y de la que tiene un gran cariño.
El 'profe' conocido siempre como el 'Lalo Fournier' explicó que nunca ha sido un problema para él que pronuncien mal su apellido y que lo deja al cariño de la gente de pronunciarlo como quieran, en algo que nació en sus inicios en el fútbol nacional.
Inicio deportivo
El actual preparador de arqueros de Cobreloa comenzó su carrera en su Talca querida. Cuenta que fue en un nacional donde comienza toda la historia de uno de los mejores porteros que ha tenido Chile.
"San Javier me lleva de refuerzo a un nacional en Chillán el año 74, tuve la suerte de haber sido el mejor arquero del campeonato y gracias a eso me lleva Aviación, que ya no existe, y que era el equipo de la fuerza aérea", comenta Furniel.
Ya con 18 años despuntaba Furniel en el fútbol, llegando a un equipo de la Fuerza Aérea como señaló, en un momento complejo en el país, pero del que reconoce le gustaba, a pesar de haber tenido opciones de ir a un equipo con más trayectoria.
"Tuve para haber ido a un club más grande, pero me gustaban las fuerzas armadas y me fui a aviación, donde llegué muy niño con 17 años, viví cinco años en un recinto militar y eso me sirvió mucho, de ser de la calle a tener responsabilidades", indicó.
Furniel agrega que "imagínate llegué el 75, había pasado hace poco lo del 73, estaba muy fresco eso. Muchas veces me tocó viajar en tren y muchas veces en patrulla me fueron a dejar a mi casa en la noche… Tenía un carnet, tenía permiso y como era de la fuerza aérea me iban a dejar y no tenía mayores problemas".
En Aviación le tocó compartir con grandes porteros, entre ellos Roberto Rojas. Con el "Cóndor" le tocó pelear bastante en la portería.
"Hice muy buenas campañas en Aviación, salí dos años consecutivos como el mejor del campeonato, siempre hablaban de que teníamos en el equipo grandes arqueros y siempre hablaban de Roberto y de mí, y nosotros éramos niños y la peleamos durante esos 5 años con Roberto Rojas. El que salía le costaba mucho volver (yo soy mayor que Roberto un año) nos une una gran amistad, fuimos muy amigos y tuve la suerte de salir yo primero a Cobreloa que me compra el año 80".
Llegada a calama
Como es normal, llegar a Calama no es fácil para los futbolistas, eso pasa hasta ahora, imagínese antes, y así fue para Furniel, quien llegó cuando la ciudad era más tierra que pavimento.
"Al principio fue brutal. Aquí en el centro habían dos cuadras, te hablo del año 80, 38 años atrás uno avanzaba y era como campo, no había donde ir...", contó.
En esos tiempos eran muy unidos los jugadores, de ahí la tristeza hoy de haber perdido las finales de la libertadores.
"Fue tremendo esas dos finales que perdimos, nos vamos a arrepentir por el resto de la vida no haberlas ganado".
Agregó que "todavía no sé qué pasó, después en la noche nos juntamos, analizamos, pero todavía no le podemos dar la vuelta de cómo con un estadio lleno, todo un país pendiente, porque iba a ser la primera vez que se ganaba una copa y que la teníamos en la mano y se nos fue".
Nuevas generaciones
"Hoy tú le preguntas a un jugador y no sabe ni con quien juega", así grafica el presente de los futbolistas Eduardo Furniel, en tiempos que claramente hubo cambios notorios.
"El jugador de hoy va a entrenar, a su casa y se olvidó, no vive el fútbol, no es un tipo apasionado como antes, claro que no todos, pero la mayoría sí. No conocen jugadores, viven en su burbuja y no voy a meterme en la parte económica, porque lo que les está dando el fútbol, ellos no se dan cuenta de que pueden asegurar un futuro en la vida, con buenos sueldos, porque antes no los habían".
Hay varios responsables, entre ellos "los empresarios que le han hecho mucho daño al fútbol, a los clubes, porque levantan a los jugadores y lo digo por derecho propio, porque lo vi mil veces".
Retiro del fútbol
"Yo dije no juego más y no jugué más, tuve para haber seguido en Audax Italiano, llegué tomé las maletas y me fui para la casa, no le dije a nadie, cuando pasaron 6 meses ahí casi me puse a llorar, preguntándome qué hago, porque no puedo estar en la casa", dijo Furniel.
Ahí trabajó en diversas escuelas de fútbol, hasta que nace oficialmente la carrera de preparador de arqueros.
"El 2000 me metí al curso de arquero, todas las noches, fue bien sacrificado, ese fue el primer curso".
Así, también es crítico de quienes no jugaron y son preparadores de arqueros.
"Yo creo que el puesto de preparador de arqueros es para los arqueros, de los que han jugado", apuntó.
Cobreloa actual
Se vino a Cobreloa no por plata, quería estar cerca de su hijo que vive en Iquique y quiere ver a los naranjas en primera, ese -dice- es su sueño.
"Se bajó y se echa de menos los tiempos de antes. Ahora tenemos esa misión de llevar a Cobreloa a 'primera' que es el sitial donde pertenece, y no tengo dudas de que así va a ser. No me preguntes cómo, pero así va a ser, porque sería un golpe muy fuerte no llegar a 'primera', sería una tristeza, una amargura y no se me pasa ni por la mente eso", afirma.
Agrega que "yo sería el tipo más feliz si me voy dejando a Cobreloa en 'primera', porque yo lo conocí grande y el día que tenga que irme quiero que esté en 'primera', y voy a pelearla y luchar por llegar a 'primera', porque todos estamos peleando a muerte, porque todos jugamos en Cobreloa. Le tenemos un cariño, nos va a costar, pero vamos a subir", cerró Furniel, hombre récord nacional que vive y sufre por un equipo que, como dijo, tiene que volver donde merece estar, y está convencido que lo harán.