El "Halcón" ha tenido que lidiar con una temporada oscura
Si el 2017 marcó el renacimiento de Paulo Garcés, este año ha sido para el olvido.
Primero fueron las lesiones que lo dejaron fuera de la titularidad y ahora el doping que incluso lo podría marginar por dos años.
La primera lesión de Garcés la sufrió en la tercera fecha del campeonato. Los Pumas visitaban a Unión Española en el Santa Laura (foto), se jugaba el minuto 20 y el meta de Antofagasta choca con Sebastián Jaime, golpe que lo dejó inconsciente, con una fractura y corte nasal. Salió en ambulancia del estadio, pero no tuvo problemas para jugar en la siguiente fecha con un casco como protección.
Hasta la décima fecha todo estaba bien para Garcés. Había cumplido el sueño de tener su propia escuela de arqueros y CDA estaba luchando en la parte alta de la tabla de posiciones. Sin embargo, nuevamente una mala para el portero de 33 años. En el partido con San Luis sufrió un esguince en los ligamentos de la rodilla, además de un edema óseo que lo tenía en proceso de recuperación.
Garcés estaba entrenando para volver a la titularidad, pero nuevamente apareció un escollo en su camino, el doping que por el momento lo tiene suspendido.
El portero arriesga una sanción mínima de dos años sin jugar, aunque puede apelar al eventual castigo para que le rebajen la sanción en la que arriesga su carrera deportiva.