Los últimos maullidos de Negra, la gatita de la disquería Jenny
Tras casi dos décadas viviendo en la tienda, la gata murió de un cáncer. Hoy la recuerdan con una foto en la vitrina.
Ignacio Araya
Hace más de dos semanas que la Negra no está. A esta hora podría estar saltando de vitrina en vitrina, husmeando al lado de un vinilo de Kiss o junto a un DVD de lo mejor de Los Picapiedras, lanzando un par de miaus. Pero en una vidriera de la disquería Jenny, donde vivió sus 19 largos años, una foto de Negra rodeada de rosas oscuras recuerda a los clientes que la gata que veían en la tienda ha muerto.
Don Héctor Soto, dueño de la tienda, se quiebra un poco al recordar a su mascota, más aún cuando se acuerda de que mucha gente ha posteado en redes sociales algún mensaje cargado de tristeza por su partida. "Han puesto tanta cosa en el Facebook que uno dice 'pucha, uno no sabía lo que tenía, le dieron tanta importancia, tanto cariño'", cuenta.
La Negra llegó en 1999 a la disquería Jenny, años donde aún se vendían cassettes y la gente bailaba con Chichi Peralta y El Símbolo. Una noche que ya habían cerrado la tienda, escucharon a una gatita llorar afuera. "Le abrimos la puerta, se metió pa' dentro y no salió más", dice Héctor Soto. La Negra quedó en la disquería siendo testigo del fin del cassette, la popularización del CD y el extraño renacimiento del vinilo.
"Su rutina era tomar sol en la vitrina, en el semáforo y ahora último se iba al quiosco", cuenta Edith Elizabeth Soto, también dueña en la disquería. De hecho, la foto que tienen en la vitrina es la gata pisando unos carteles de promoción de álbumes, en el quiosco. En sus buenos años, saltaba de vitrina en vitrina, se hacía querer por los clientes y ellos a veces le retribuían con una latita de whiskas. Para la navidad, a la Negra le traían pelotitas, o regalos.
En la vitrina
Las fotos que guarda Edith de su gata son casi todas con los disfraces que le compraban para las fechas temáticas. Le ponían una calabacita junto a un traje de vampiro y quedaba pintada para Halloween. O para la pascua o el día de los enamorados, la Negra tenía trajes para todo el año. "Ella se ponía en las vitrinas y como que posaba para que la gente le tomara fotos. Y se dejaba hacer cariño, pero después se aburría, se entraba y arañaba a la gente", recuerda Edith.
A principios de año, la Negra ya no estaba saltando entre los dvds de peliculas de cowboy. La familia la llevó al veterinario y descubrieron que tenía tumores en los pulmones. "Me dijo que por la edad que la gata tenía, era complicado hacerle tratamiento. O la dormíamos, o la dejábamos estar", dice Edith Soto.
Decidieron dejarla así. Siguió acompañando a la familia y a su disquería hasta el dia de su muerte, el 12 de julio. La encontró don Héctor, arriba de una cama, en el segundo piso de "Jenny". Hoy reposa en un cementerio de mascotas del sector norte, pero en la vitrina aún está su fotografía, mirando a la gente pasar como lo hizo por casi dos décadas.
"Pero ya lo tenemos que sacar, si era para tendirle honor", confiesa don Héctor Soto. En la tienda ya no hay maullidos, y puede que ya no los haya, porque están muy afectados con la partida de la Negra como para tener otro gato. "Soy partidario de que no... porque uno se encariña mucho con los animales..."
ignacio.araya@estrellanorte.cl