Desde el norte a Estados Unidos: hermanas son tenistas de exportación
Paulina Obreque logró una beca para estudiar en EE.UU. Su hermana menor, Jaqueline, pronto seguirá sus pasos y todo gracias a este deporte.
En 2012 comenzó la aventura de Paulina Obreque Bucarey -cuando apenas tenía 16 años-, año en el que emprendió su viaje a Santiago para profesionalizarse en un colegio de deportistas.
Ex alumna del colegio Lois Hart del San José, a la corta edad de seis años inició su camino en el mundo del tenis entrenando en el Club Antofagasta, y desde entonces no se detuvo, ya que quería más y eso es lo que la llevó a estar actualmente a punto de graduarse en la The University Of Texas Of the Permian Basin, universidad en el estado de Texas, EE.UU.
Ella, la única chilena, y una de las pocas que habla español, llegó para perfeccionarse a través de una beca que le entregó sus capacidades en el tenis, estudiando así un MBA (administración de empresas).
Durante estos días está en Antofagasta junto a su familia, aprovechando que en el país norteamericano es verano y periodo de vacaciones.
Texas no fue su primera parada. Primero vivió en Oklahoma City, aunque para aterrizar allá todo comenzó con sus ganas de seguir buscando desafíos en el deporte blanco.
"Siempre estuve con la vida en el deporte. Cuando me fui a Santiago al Colegio Olimpo aún no sabía lo de las becas y luego como vi que había niños que se estaban yendo, estuve preguntando, y como tenía buen ranking conseguí la beca conversando con los entrenadores", dice Paulina.
Relata que el proceso de selección es riguroso. Los técnicos internacionales deben ver en un video en internet cómo juegan los postulantes, después viene una entrevista y si no hay problema, finalmente está la aprobación, proceso que se extendió durante un año.
"La beca me cubrió el 100% en estadía y la universidad. Lo único que paga una es la alimentación y pasajes", agrega Paulina sobre su universidad en Texas, un estado que se caracteriza por su ambiente desértico.
Lo de Paulina fue una determinación desde siempre, algo que califica como un sueño, el tener esa posibilidad de estudiar en el extranjero y, más aún, mezclando su pasión deportiva.
"Nunca había ido a Estados Unidos, fui a la aventura, una nueva experiencia", dice y añade que se notó de entrada que es una cultura distinta: "como saludar. Acá en Chile es un saludo con un beso en la mejilla y súper cariñosos... Allá es como decir 'hi' (hola) y con la mano... De lejos".
El idioma fue otro obstáculo, pero sólo al principio. Con un inglés básico, en el primer semestre a veces le complicaba la lengua nativa: "no entendía nada, me hablaban y respondía a todo 'yes, yes'". Casi nadie sabía español.
En la Universidad de Texas la joven deportista le tocó vivir en un internado, compartiendo habitación con chicas de Francia, México y una norteamericana. "No sabían de Chile. Hasta me preguntaban en qué parte de Europa estaba y algunos pensaban que era el chile de México, como el ají, jajaja (ríe)".
La jornada académica de esta tenista inicia a las 7:00 de la mañana de martes a jueves con una hora y media de preparación física en el gimnasio, después clases hasta las 11:00, para luego almorzar (a esa hora es el almuerzo). A las 13:00 siguen los entrenamientos, para por la tarde continuar con las clases y en la tarde seguir estudiando. Apenas hay tiempo para salir, si es que el cansancio no es mucho.
"En los entrenamientos el coach te echa si llegas un minuto tarde. Si es a las 9:00 tienes que estar a las 8 y media, son muy puntuales. Sufrí un poco con eso jajaja, pero igual me ayudó".
En la pasada temporada de torneos, Paulina ganó 10 de 12 partidos, pero "allá el nivel es otra cosa. Estamos a años luz", señala sobre la competencia.
En el horizonte de esta estudiante está obtener su magíster y su práctica profesional en EE.UU., pensando en un posible regreso a Chile dedicándose al turismo, mientras que en cuanto al deporte, la idea es integrar alguna academia.
Pero la genética es fuerte y Paulina no es la única. Su hermana menor, Jaqueline (18) -quien es más conocida por su segundo nombre Anastasia- también seguirá sus pasos a través de una beca de estudios.
Ex alumna también del Lois Hart, del San Esteban y del colegio de deportistas en Santiago, entrará durante las próximas semanas a la misma universidad en Texas para seguir ingeniería, todo gracias al tenis al igual que Paulina.
"Es muy motivante. Vamos a estar juntas un semestre, igual estoy un poco asustada por las matemáticas, el álgebra y el cálculo, jajaja. También quiero seguir jugando en el team de tenis", añade.