Cartas
Renacer
Señor director:
El Cristianismo, al margen de ser parte de las iglesias en el mundo entero, tiene una gran importancia, pues se fundamenta en el evangelio predicado según las sagradas escrituras, por el hijo de Dios.
Moisés recibió en el Monte de Sinaí los mandamientos para una buena convivencia de las comunidades existentes y estos han sido la base de los códigos a nivel mundial.
No es fácil hablar de Cristianismo en la vida política, pues su práctica inspirada en las encíclicas papales es de vital importancia para los políticos que, siguiendo estos sabios principios, tratan de servir al pueblo como lo hizo el profeta, no solo pensando en la vida posterior, sino en la vida misma y esto se reduce en amarse los unos a los otros. Esto sin desmerecer otras ideologías muy respetuosas basadas en los valores tan escasos en los días que vivimos.
El renacer de la Democracia Cristiana en nuestro país, involucra una gran responsabilidad para fortalecer los valores perdidos. De allí la preocupación mundial de los países europeos y que en nuestro continente este movimiento debe ser fortalecido.
En Chile, desde el norte al centro y sur, estas ideas han tenido gran aceptación. La ciudad de Antofagasta puede sentirse orgullosa de contar con personas como Floreal Recabarren Rojas, un ejemplo de la DC o como lo fueron Santiago Gajardo Peillar, un joven de gran oratoria y magnetismo personal que fue nuestro alcalde y posteriormente en la comuna de Pudahuel. Atento, dinámico y de gran visión. O como Gastón Araya, Horacio Marul, José Luis Gómez, Manuel Cereceda, Nélida Segovia o Pedro Araya Ortiz.
Es de esperar que a lo largo y ancho de nuestro país, conociendo estos antecedentes, logren el cometido origen de su creación.
Jorge Raúl Díaz Pacheco
Mineros
Señor director:
Los trabajadores de Escondida no aceptan la propuesta que le hizo llegar la minera. ¿Quién no quisiera tener 18 millones de pesos y otras regalías que cualquier trabajador no tiene?
Hay tantos antofagastinos que desearían trabajar en una importante minera como Escondida y estos señores que tienen todo no la aceptan. Los trabajadores de Escondida lloran de "guatita llena", tienen todo y quieren más.
Waldo Campusano Álvarez