Madre confesó homicidio de su hijo en el desierto
Crimen fue planificado con otro de sus descendientes, un médico que lo perpetró en la ruta a Minera Escondida.
Redacción
El escalofriante homicidio de su primogénito, perpetrado hace 11 años en la ruta que lleva a Minera Escondida, confesó una mujer de la tercera edad.
La víctima, Luis Roberto Marambio Smith, estaba a poco más de dos meses de cumplir 50 años cuando, en pleno desierto y sin saber para qué había sido llevado a ese solitario sector, debido a un daño cerebral severo, fue asesinado de un disparo en la cabeza nada menos que por uno de sus dos hermanos.
El terrible caso, dado a conocer por www.biobiochile.cl, motivó que la tarde del pasado miércoles 14 la Fiscalía formalizara ante el Cuarto Juzgado de Garantía de Santiago investigación en contra de Evelyn Smith y de su hijo Juan Andrés Marambio Smith.
A la mujer, que al momento de los hechos ya había enviudado y tenía 76 años, lo hizo por el delito de parricidio, mientras que para su hijo, un médico titulado en la Universidad Católica, como autor de homicidio calificado. Tras su formalización, el tribunal dispuso para ambos arraigo nacional y arresto domiciliario total.
De acuerdo a la información, madre e hijo acordaron poner fin a la vida de Luis Roberto, a quien cariñosamente llamaban "Robertito", debido a que los cuidados totales que demandaban a su madre la tenían mal física y anímicamente.
Una vez consumado el delito, ambos se comprometieron a que éste sería un secreto que guardarían celosamente y que dirían respecto a Robertito, que no estaba viviendo con ellos en su departamento de Las Condes porque era cuidado en otro lugar.
Terrible verdad
El pacto de silencio se mantuvo por diez años, hasta que la mujer confesó al menor de sus tres hijos, la impactante verdad. Luis Roberto, que siempre dependió de ella a raíz de las secuelas sufridas por una meningitis que contrajo siendo un lactante, había sido asesinado en el desierto con el revólver Smith & Wesson inscrito a nombre de ella.
Su hijo menor conoció así la triste suerte del hermano por cuyo paradero le preguntó en diversas ocasiones a su progenitora, sin obtener respuesta contundente. Su esposa, previo a ello, había descubierto además que desde la cuenta corriente de Evelyn no habían movimientos asociados al cuidado de "Robertito", lo que les hacía sospechar que algo malo había ocurrido.
Ya habiendo confesado el estremecedor delito, la mujer se autodenunció ante la Fiscalía por los hechos que comenzaron a escribirse el 31 de enero de 2008, cuando Juan Andrés arrendó una camioneta en la que trasladó desde la capital a su mamá y la víctima.
Su primera noche de viaje la pasaron en Copiapó, donde el profesional- exgerente médico de Escondida, según su declaración -compró herramientas en una ferretería. El segundo descanso lo tuvieron en Antofagasta, donde todos los miembros de esa familia vivieron en ciertos periodos.
El 2 de febrero por la mañana llegaron al sector La Negra, donde Juan Andrés cavó una fosa en un cerro para enterrar a su hermano mayor, a quien había sedado. Todo, en un sector que conocía por motivos laborales.
Tras cubrirlo hasta la cintura con tierra le disparó en la cabeza y luego lo enterró por completo, sin que el cuerpo hasta ahora haya sido encontrado.
La Estrella de Antofagasta