Ignacio Araya
Algo pasa en María Elena que nadie quiere ser salvavidas. Hace una semana la municipalidad puso un aviso en Facebook para que cualquier interesado se acercara y se inscribiera o renovara su matrícula en la oficina de Recursos Humanos. Ocho personas le pusieron "me gusta" y otras seis compartieron el aviso, pero el día cierre de las inscripciones, el viernes 11… a la oficina no llegó nadie.
Y no es la primera vez que pasa. Mauricio Opazo, profesional de ese departamento, cuenta que ni en el verano 2018 ni 2019 hubo algún elenino que se presentara para hacer el curso.
Aunque María Elena es una comuna cuyos límites no tienen conexión al mar (la playa más cercana está en Tocopilla, a 70 kilómetros), y en donde está el punto más seco de la tierra, igualmente se necesita un salvavidas. En el pueblo está la piscina municipal para refrescar a los eleninos en los calurosos días del verano, que por normativa debe sí o sí contar con un profesional en caso de cualquier cosa.
La vez pasada, dice Opazo, llegó un joven de Santiago para hacerse cargo de la pega. Ahí se le acondicionó una casa para sus necesidades básicas pero como el pueblo está en terrenos privados, esa situación no siempre es fija. "La municipalidad tiene una cantidad limitada de viviendas, y es por esa razón que no se puede asegurar ahora que existe alojamiento", cuenta el funcionario.
Este año, solamente se acercó una persona "interesada" en hacer el curso, "pero hasta ahora no hay nada concreto con respecto a eso, esperamos que por lo menos tengamos una salvavida, que pase la prueba y se presente con su certificado", comenta el profesional elenino.
De vuelta de la u
Omar Norambuena, alcalde de la comuna, dice que como no es temporada aún y se está adelantando el periodo estival, se produce esta situación. "Los alumnos que salen a la universidad están de retorno aquí en el mes de noviembre, y por costumbre van muchos de ellos a hacer los exámenes al puerto de Tocopilla, y ahí traen su licencia o carnet de salvavidas",cuenta.
El contrato para ser salvavidas en la comuna donde está el punto más seco de la tierra se hace por tres meses. Ahora, dice el alcalde, se va a hacer un llamado público para ver si es que algún interesado quiere viajar a María Elena y trabajar como salvavidas. "Nosotros queremos comenzar (con la temporada) en el aniversario, en noviembre. Si tenemos las condiciones con los profesionales, contratos, estaríamos empezando la segunda semana de noviembre".
La piscina municipal, dice el alcalde, queda abierta hasta marzo, pero se sigue ocupando con los establecimientos educacionales durante abril y mayo. Ahí recién empieza a cambiar el clima, "y acá las bajas temperaturas que se producen hacen imposible pegarse un chapuzón", explica el alcalde Norambuena.
Por tercer año consecutivo, nadie se presentó para ser salvavidas en María Elena