¿Qué te preocupa? ¿De qué te ocupas?
Vivimos en una sociedad acelerada, con una alta demanda de actividades por realizar, agobiados por muchas preocupaciones y afanados en múltiples tareas. Pero así como es insuficiente la declaración de buenas intenciones sin llegar a la acción, tampoco basta con hacer muchas cosas, por buenas que estas sean, sin descubrir el sentido que ellas tienen. De ahí la importancia de preguntarnos con mucha sinceridad: ¿Qué me preocupa? ¿De qué me ocupo? En estas dos preguntas se juegan muchos asuntos valiosos de la vida de una persona: los ideales, los sueños, las aspiraciones y anhelos, los valores que forman parte de nuestras convicciones, el enfoque que le estamos dando a nuestro propio proyecto de vida. Tenemos entre manos el maravilloso don de la vida que Dios nos ha regalado y que, de acuerdo a los talentos recibidos, debemos aprovechar al máximo. En una sociedad consumista que nos invita permanentemente a desgastar nuestra vida en cosas superficiales, aprovechemos el tiempo en cultivar los bienes que no se corrompen: la paz, la verdad, el amor, la fraternidad, la justicia y la solidaridad. Y no dejemos para mañana lo que podemos empezar hoy.
(Recopilación)
