El Jack Sparrow mexicano se robó la película en Tocopilla
Recorrió toda América para asistir al estreno del filme de Jodorowsky. La emoción y el ron generaron un personaje inolvidable.
Unas pifias tímidas que por suerte no encendieron podrían haber silenciado el show del Jack Sparrow mexicano, un zanquista, trompetista aficionado -tocó "la cucaracha ya no quiere caminar" cuando la película se detuvo por problemas técnicos- y con alma de animador o payaso.
Pasarle el micrófono fue comparable a pasarle una navaja a un mono.
Jack no estaba para escuchar pifias ni menos para entrevistas, según lo comprobamos. Jack Sparrow más parecía Jack Daniels y pedía, con su voz aumentada por el micrófono, unas gotas más de alcohol, del que fuera, al público que llenó el estadio Ascanio Cortés de Tocopilla, en el estreno de la "Danza de la Realidad", la notable película de Alejandro Jodorowsky.
Se excusó que el viaje lo tenía seco; que estaba emocionado y que era una fiesta. No estaba tan equivocado nuestro buen amigo Jack, pues la noche del sábado la ciudad era un festejo.
El señor venía desde México, con la única intención de llegar al estreno del largometraje. Y arribó con sed.
-¿Cómo estuvo el viaje?- Le preguntamos en una de las tantas veces que cayó al suelo. Imagínese un zanquista borracho.
-Bien, bien. Todo esto lo hice por mi ídolo Alejandro Jodorowsky, el merece todo este viaje... No me quería perder su estreno.
-¿Y cómo te llamas?
Responde con un trabalenguas.
Jack nos dice chao con su sonrisa plastificada y luego, tambaleante, camina rumbo al escenario.
Se voltea, y nos pregunta si tenemos algo para beber. Agua, le decimos. Mueve la cabeza en señal de negación.
Luego le pasan un vasito con malicia; luego otro y después perdimos la cuenta. Cuando faltaba, pedía y así sucesivamente.
Puede decirse que el señor a ratos fue un "curadito simpático".
Pasacalle
La labor artística de este joven comenzó a alrededor de las 19 horas, cuando encabezó el pasacalle.
La tropa partió desde la municipalidad. Estaban los actores a bordo de un auto descapotable; los tocopillanos que participaron en el filme con paraguas negros y adelante, el joven mexicano robándose las miradas con su vacilante andar.
-¿Y dónde aprendiste a tocar la trompeta?-
-En Acapulco.
La labor etílica del joven partió temprano, según nos dijo. Bebió de todo menos tequila. Por eso varias veces pidió el brebaje mexicano al público.
Hay que decirlo. El joven a ratos fue un aporte en los momentos de espera. Hizo reír. Hubo problemas técnicos que impidieron la exhibición del largometraje en dos pantallas; de esta manera sólo se mostró en una pantalla. En ese paréntesis, a ratos tenso, Jack Sparrow casi aburre con su derroche de payasadas.
Vine desde México por mi ídolo Alejandro Jodorowsky Jack Sparrow, payaso
