Detalles de los enormes terremotos y tsunamis de finales de siglo XIX
El barco de guerra Wateree quedó a 400 metros tierra adentro el 13 de agosto de 1868. En 1877 hubo olas de hasta 24 metros.
l Rodrigo Ramos B.
La historia estremece. Cada 100 años, en promedio, se produce un terremoto de grandes dimensiones acompañado de un tsunami en el llamado Norte Grande de Chile, o sea desde Taltal hasta Arica. El primero, del cual no se tienen muchos antecedentes sucedió, en Arica, un 24 de Noviembre de 1604.
El siguiente aconteció un 13 de agosto de 1868, alrededor de las cinco de la tarde. Fue un mega terremoto (alrededor de 9 grados Richter). El cónsul de Chile en Arica, describió que duró entre 5 a 6 minutos. Agrega que entre 5 y 20 minutos más tarde comenzó a hincharse el mar con olas de 40 pies (12 metros).
Arica, entonces, era territorio peruano.
Así lo narró el sobreviviente, L.G. Billings (joven oficial subalterno en los días del evento), del buque de guerra estadounidense que cabalgó el tsunami, el Wateree:
"En ese mismo momento se produjo una nueva sacudida sísmica, acompañada en la ribera de un terrible rugido que duró algunos minutos. Vimos nuevamente ondular la tierra, moverse de izquierda a derecha, y esta vez el mar se retiró hasta hacernos encallar y descubrir el fondo del océano, mostrando a nuestros ojos lo que jamás se había visto: peces que se debatían entre las rocas y monstruos marinos embarrancados".
Sin embargo el relato y protagonismo de L.G. Billings ha sido puesto en duda en el libro "Arica 1868, un tsunami y un terremoto" de Manuel Fernández Canque (Ediciones Dirección de bibliotecas, archivos y museos).
La recopilación histórica de Fernández, precisa que la fuerza del mar arrancó los anclajes e impulso con fuerza hacia la costa al Wateree, por todo el espacio marino y la superficie de la playa hasta depositar la nave a unos 400 metros tierra adentro. Sólo se perdió un marino. De tal modo el Wateree salvó a todos sus tripulantes a bordo quienes reconocieron el esfuerzo del oficial que comandó la nave, el señor Moses Sherwood Stuyvesant.
En cuanto a L.G. Billings, Fernández escribe que ha recibido inmerecidamente los honores que correspondían a Sherwood.
Fernández afirma que el aludido escribió el famoso reportaje a cuarenta y seis años de la catástrofe, cuando ya existían lagunas en su memoria y permanecían en él problemas de conocimientos geográfricos y culturales, carencia que trató de suplir con un exceso de fantasía. "Esto no resta validez a la esencia de su testimonio", dice el historiador.
Según el despacho de El Mercurio de Vapor, al 2 de septiembre de 1868, la situación de las ciudades al sur era la siguiente.
Tocopilla: Es imposible describir la angustia y miseria que reina entre los habitantes de las poblaciones que han sido víctima. Todos están arruinados... los cuerpos de las víctimas permanecen tendidos en la playa y con escombros.
De Cobija hacia el sur, según el relato del cónsul británico: "Se había pensado que los efectos del fenómeno se habrían sentido solamente hasta Cobija en Bolivia, pero ahora parece que la gran levantada de mar llegó hacia puertos chilenos. En Talcahuano se percibió un subida de mar; lo mismo en Caldera y Coquimbo."
La catástrofe dejó 300 muertos en la ciudades del sur peruano.
El 9 de Mayo de 1877, a las 20 horas, nueve años después del anterior terremoto, el Norte de Chile nuevamente fue castigado por otro gran terremoto y posterior tsunami de características similares. Este terremoto habría alcanzado o superado los 8 grados Richter.
El buque Wateree, que había quedado 400 metros tierra adentro con el tsunami de 1868, fue devuelto a la playa de Arica.
Los diarios peruanos de la época, también relataron a días de sucedido el megaterremoto, los efectos devastadores. Uno de ellos, el periódico limeño, El Comercio, en su edición del 20 de mayo de 1877, publica un informe redactado por Mori Ortiz, donde explica el grado de devastación de las localidades afectadas, especialmente Iquique y donde gran parte del comercio y la actividad portuaria ligada a la industria salitrera fue devastada.
Antofagasta fue inundada durante varias horas por olas que arrancaron las casas de madera y las llevaron hacia la playa.
Hubo grandes daños, pero la población pudo huir a tiempo hacia los cerros, por lo que no se registraron víctimas.
El historiador Isaac Arce, en sus "Narraciones históricas de Antofagasta", cuenta que el mar llegó hasta la Plaza Colón, donde quedaron varadas embarcaciones pequeñas. "El edificio de Aduana fue arrancado de su sitio y quedó en medio de la calle Bolívar".
El 13 de mayo se conoció la real dimensión del cataclismo.
El tsunami afectó desde Arica a Coquimbo, dejando casi 500 muertos. Cobija, el gran puerto boliviano desapareció.
De acuerdo a los catálogos de tsunami elaborados por Kumizi Iida y Soloviev y Go, en el norte de Chile, el tsunami de 1877 presentó alturas de ola promedio de 10 metros.
Específicamente las alturas de la ola máxima estimadas fueron: 12 metros en Arica; 6 metros en Iquique; 24 metros en Tocopilla; 9 metros en Cobija; 21 metros en Mejillones; 6 metros en Antofagasta; y alturas inferiores a 5 metros desde Chañaral al sur. J