Solidadridad y caridad¿Sobrerreacción o lección aprendida?
De las catástrofes el ser humano siempre aprende y saca las mejores enseñanzas. Después de todo lo que he captado a través de los canales de televisión y específicamente de la especulación después del terremoto, creo que el Gobierno debe sacar una ley para que todos los que ofrecen un servicio básico a la comunidad, desde el momento que ocurre esta catástrofe, dejen de cobrar como en días normales y se dediquen a prodigar ayuda necesaria donde falte. Ejemplo: energía, gas, agua, Lan, transportes terrestres, etc. Eso se llama solidaridad.
Aplaudo y agradezco a Movistar que fueron los primeros que dieron una muestra de humanidad, entregando gratis sus servicios a las personas que sufrieron el terremoto.
Nadie en Chile está libre de pasar este tipo de catástrofe. Somos un país sísmico por naturaleza, por lo tanto todos los comerciantes que se precien de humanos, deben mantener sus precios y no aprovecharse despiadadamente de la desgracia de sus habitantes. Siempre es necesario ponerse en el lugar de los demás.
Me gustó mucho lo que habló el alcalde Soria, en relación a la unión entre las autoridades del Estado y todas las autoridades de la región siniestrada. Así se trabaja mejor, estando todos conectados en un mismo interés.
Ojalá la comuna de Antofagasta, haga una reflexión al respecto y canalicemos mejor las normas a seguir.
Myriam Richards M.
¿Hubo o no sobrerreacción al ordenar la evacuación del sector costero de Chile? Convivimos con un mar que no siempre como reza nuestra Canción Nacional "tranquilo te baña", por el contrario en ocasiones se vuelve fiero y portador de tragedias. Nunca debemos olvidar lo ocurrido en ese fatídico febrero de 2010 ¿Hubo sobrerreacción? Para responder debemos recordar que aún la justicia no termina de medir responsabilidades de las autoridades que no dieron las instrucciones correctas, llegando incluso a ser acusadas de cuasidelito de homicidio. Lamentablemente tienen que ocurrir desgracias irreparables, como la pérdida de vidas humanas, para aprender las lecciones. El dejar de dar instrucciones de evacuación, con todos los problemas que trae asociados por el que dirán si después no hay un tsunami, es decir privilegiar costos personales y políticos antes que los de la población que confía en sus autoridades, deben quedar definitivamente en el pasado.
Lo inesperado del comportamiento del mar luego de un terremoto, definitivamente dada las experiencias vividas, recomienda una evacuación, con todos los problemas e incomodidades asociadas.
Luis Enrique Soler Milla
