Agradecida de las 'Damas Rotarias'
dinos lo que piensas
Junto con saludarle quisiera aprovechar la oportunidad que vuestro distinguido medio ofrece para dar a conocer la anónima, pero generosa ayuda que brinda a la comunidad el Comité de Damas Rotarias de Antofagasta.
Somos una pequeña, pero especial familia compuesta por mi esposo, mis dos chiquitos discapacitados, a quienes adoptamos. El mayor autista y con insuficiencia renal crónica, el pequeño con daño neurológico masivo, incapacitante e invalidante, y yo su dichosa mamá.
A través de la sra. Claudia Berríos Irureta, quien me contactó este año, nos ha invitado por segunda vez a su aniversario, en el cual se nos hizo entrega -al igual que el año anterior- de ayuda consiste en pañales, alimento especial, medicamentos, para ayudar con este granito de arena a llevar nuestra ardua tarea de cuidar a estos angelitos.
Pero su ayuda no solo quedó ahí, pues ese día fuimos agasajados gratamente y compartimos con personas de muy buen corazón, quienes también nos ayudaron con dos aportes económicos, personas de quienes no sé sus nombres y a quienes a través de este medio agradezco infinitamente.
Estamos aún en contacto con otras personas de este maravilloso grupo como es son Freddy Arteaga, asistente gobernador rotario, quien está gestionando la compra de un generador, ya que el más pequeño de nuestros hijos utiliza una maquinaria que le permite respirar mejor y en mi sector sufrimos continuos cortes de electricidad. Por lo que él ha tomado como cruzada propia la gestión para la compra de este equipo.
También agradecemos la visita en nuestro hogar de don Alfonso Leppes que junto a su sra, quienes llevaron unos regalitos, se comprometieron a ayudar de algún modo en la compra de un equipo de aspiración a batería, que tiene para nosotros un alto costo de 220 mil pesos, y que serviría para que el bebé pudiera salir con más libertad a la calle, sin el temor a sus constantes ahogos que lo limitan a una vida más encerrada en el hogar.
Es increíble que a veces con pequeños gestos que quizás para nosotros no resulten muy relevantes podemos hacer tan felices a otros. Y es así como sin extinguir el espíritu de servicio que estas damas brindan, la srta Orietta Harris también ha comprometido su ayuda para con nuestra familia, tanto en material didáctico-pedagógico como en otros menesteres.
Como conclusión puedo decir que ojalá todos aprendiéramos de estas damas, de su alto espíritu de solidaridad, de su capacidad de dar sin esperar nada a cambio. A veces caminamos o vivimos tan a prisa que no somos capaces de ver el dolor del prójimo. Solo basta hacer una pausa, detenerse y siempre encontraremos a alguien a quien ayudar. Felices esas personas que comparten con otros, no de los que les sobra, sino de dan lo mejor de sí mismos en pro del otro.
Esperando que la presente tenga una buena acogida en su seccion de cartas que siempre leo, me despido atentamente.
Ana Rementería Rojas
