El lunes 3 de noviembre, entre las 9.35 y las 9.40 horas, tomamos la micro N° 111 en Avenida Pedro Aguirre Cerda con Los Tamarugos, con el objetivo de llegar hasta el consultorio Juan Pablo II, que se ubica en Julio Montt.

Con mi señora, ambos adultos mayores, le preguntamos al chofer si pasaba cerca y le comentamos que no conocíamos el sector por estar recién llegados a la ciudad. Nos dijo que ningún problema, que nos avisaría y nos indicaría dónde bajarnos.

Este infeliz, por decir lo más suave, nos anduvo trayendo por más de una hora arriba de la micro hasta que se acabó el recorrido en los confines del lado norte. Tuvimos que bajarnos en una población desconocida y tomar otra locomoción para volver y llegar al consultorio, y por supuesto pagar pasajes nuevamente.

Nos habían dicho que el trayecto no demoraba más de 5 minutos. Efectivamente lo comprobamos al regreso, guiados por personas que estaban en el consultorio. Nos comentaron que no confiáramos en algunos choferes, que son verdaderas ratas, que por ganar dos pasajes pueden hacer cualquier cosa.

Lamentablemente, y debido a la rabia y la frustración, no tomamos la patente para hacer el reclamo formal en la seremía de Transportes y Telecomunicaciones.

Qué pena que la avaricia de un tipo enlode un gremio, que me imagino debe ser honesto y profesional. Finalmente decirle a ese tipo que su actitud es un abuso y una cobardía para con los adultos mayores.

Rafael Serrano López

Al parecer el gobierno se equivocó en elegir los tres 'caballitos de batalla' que tiran el carro de la Reforma Educacional, lucro, copago y selección. Tal vez debió elegir a los profesores y sostenedores, padres y apoderados y la infaltable calidad en la educación y probar colocando ruedas redondas al carro... para que avance.

Ni que hubiese tenido una bola de cristal. Cuando Perú exigió su parte de mar, inmediatamente me dije: no tardarán en decir que el triángulo terrestre es peruano. Pues tal como lo pensé. ¿Y qué dicen nuestros eruditos chilenos ahora?