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Pesar en vecinos por muerte del dueño de la vulca "Negro José"

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La esquina de Avelino Contardo con Argentina es una de esas esquinas características de Antofagasta. Ahí, en la vulcanización "Negro José", los automóviles paraban para ser reparados, mientras el "Coco" y el "Negro" - dos perros callejeros que terminaron viviendo ahí-, hacían guardia viendo pasar la tarde.

Desde el jueves que las puertas del "Negro José" -inauguradas en 1976- están cerradas con dos candados. El "Coco" con el "Negro" vienen de vez en cuando para recibir comida. La razón: su dueño, el conocido y querido mecánico Carlos Maya, falleció de un infarto esa tarde.

Don Carlos ya estaba jubilado, pero seguía viniendo a su taller a ver cómo marchaba su negocio. Desde la semana pasada que se venía sintiendo mal, y viajó hasta Tacna para tratar de mejorar su alicaída salud. Fue a su regreso que debió internarse en la clínica.

Lo increíble, es que sus familiares fueron informados que don Carlos había ingresado fallecido al centro asistencial, pero él aún tenía signos vitales, aferrándose a la vida hasta el final, cuando un infarto apagó su luz.

VECINOS

Los vecinos que compartieron durante años con él están consternados. Hilda Sotomayor recuerda con cariño la amistad y su amable trato con quienes lo conocían. "El era muy bueno con toda la gente. A veces lo veía en el centro y me llevaba en su camioneta hasta la casa. Si yo tenía que ir al consultorio, él me llevaba", cuenta.

Darío García, vecino del sector, también es mecánico, y estuvo trabajando en el taller de Carlos Maya durante un año y medio. "El era bastante conocido en toda Antofagasta. Era muy trabajólico", reconoce.

García asegura que durante la semana el taller del "Negro José" volverá a abrir, ya que hay trabajadores que llegan a darle comida al "Negro" y al "Coco", que aún continúan llegando al recinto de la vulcanización.

Una caravana de vehículos, los mismos con los que trabajó durante casi toda su vida, fue la encargada de despedirlo al Cementerio General desde su casa en el sector Bonilla.

Los amigos de siempre lo esperaron en su querida vulcanización para homenajearlo, y luego el cortejo partió rumbo al camposanto, donde Carlos Maya, el dueño del ahora mítico "Negro José", recibió el último adiós de todos quienes lo querían. J

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Trabajadores botan el estrés jugando paintball

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l Como una forma de mejorar la confianza y eliminar posibles conflictos dentro del grupo de trabajo, la empresa local ASYOL realizó una actividad para acabar con todo el estrés: poner a todo el equipo de trabajadores en una batalla de paintball.

Los bandos se dividieron en dos, mezclando trabajadores, administrativos y dueños de la empresa. La idea, era pasarla bien un rato a punta de balazos de pintura. Así los doce trabajadores debían formar sus propios equipos, armando una batalla entre los equipos negros y rojos.

Al final de lo que podría considerarse como una "pausa activa", todos los empleados de la empresa local se felicitaron y todos tan amigos como antes.

"Aquí uno se olvida del cargo que quizás uno ocupe, solamente existe trabajar en equipo, y por un objetivo, eliminar al otro", señaló Cristian Torres, supervisor de faena.

El paintball es considerado un deporte que suele durar máximo media hora, y cuyo objetivo es eliminar a todos los jugadores del otro bando, o completar un objetivo fijo, como capturar una bandera. J

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