Hace no mucho tiempo la vimos muy emocionada en la televisión comentando la victoria de su hija Luna Cordero, en un concurso nacional de canto. Ahora era su hija la que se emocionaba al recordar el legado de una mujer que dio su vida y talento por la música, por el folclore regional. La joven cantante fue la que confirmaba el triste fallecimiento de su madre, Diva Maluenda.
Es extenso el legado al patrimonio para la cultura local y nacional que dejó esta artista que será velada hasta hoy en la iglesia del Salar del Carmen (Plaza del Olivar).
Lo último que hizo fue participar en la Filzic en un encuentro dedicado al recuerdo de su hermano, el exintegrante de Illapu, Eric Maluenda.
"Mi mamá ahora no estaba dedicada a muchas cosas la verdad, más que nada a cuidar a mi hija, porque hace un tiempo que yo no estoy acá en la ciudad. Y también hacía algunos eventos, como el pasado tributo a mi tío Eric, y también iba a empezar con el segundo periodo de las clases de canto en la Casa de la Cultura. Estaba muy motivada por eso, nunca dejando el canto de lado", comenta su hija.
Deceso
El pasado sábado le dio un paro cardiorespiratorio, hecho que a pesar de lo sorpresivo para sus familiares y cercanos, ya tenía como antecedente un ataque previo hace 10 años.
"Ella tenía problemas al corazón, había sufrido un ataque hace una década pero estaba controlada, así que nadie lo esperaba, y hoy (ayer) partió como a las 6 y media de la mañana", agregó.
Para los que quieran ir a despedirse de ella, hoy se hará un responso a las 14 horas en la mencionada iglesia, para luego (15 horas) dar inicio al recorrido hacia el Cementerio General, donde descansarán sus restos.
Por las redes sociales fueron cientos los que se manifestaron conmovidos por la partida de la cantante, destacando su entrega y alegría a la hora de ayudar en eventos y beneficios como el encuentro "Canto de Mujer" de hace unos años.
La comunidad artística antofagastina se había sumado los últimos días a una cadena de oración en la que se pedía por la pronta mejora de la cantante local, por eso eran muchos los que seguían de cerca su evolución médica. J
l Andre P. Malebrán Tapia