Reflexión (1ª parte)
"Una mujer que se llevaba muy mal con su esposo sufrió un paro cardíaco. Casi a punto de morir, un ángel se presentó ante ella para decirle que, evaluando sus buenas acciones y sus errores no podía entrar al cielo; y le propuso permitirle estar en la tierra unos días más hasta lograr cumplir con las buenas acciones que le faltaban. La mujer aceptó el trato y se regresó otra vez a su hogar junto a su esposo. El hombre no le dirigía la palabra, porque hacía tiempo que estaban peleados. Ella pensó: Me conviene hacer las pases con este hombre. Está durmiendo en el sofá, hace tiempo dejé de cocinarle. Él ahora está planchando su camisa para salir a trabajar, le daré una sorpresa.
Cuando el hombre salió de la casa, ella empezó a lavar y planchar toda la ropa de él. Preparó una rica comida, puso flores en la mesa con unos candelabros, y un cartel en el sofá que decía: "Creo que puedes estar más cómodo durmiendo en la cama que fue nuestra. Esa cama donde el amor concibió a nuestros hijos, donde tantas noches los abrazos cubrieron nuestros temores y sentimos la protección y la compañía del otro. Ese amor, aún con vida, nos espera en esa cama. Si puedes perdonar todos mis errores, allí nos encontraremos", tu esposa.
Cuando terminó de escribir el último renglón "si puedes perdonar todos mis errores" pensó: ¿Me he vuelto loca?, ¿yo voy a pedirle perdón cuando fue él que quien empezó a venir enojado de la calle cuando lo echaron del trabajo y no conseguía otro? Yo tenía que arreglarme con los pocos ahorros que teníamos haciendo malabares, y todavía tenía que soportar su ceño fruncido. Él empezó a tomar, aplastado en el sillón, exigiendo silencio a los niños que solo querían jugar. Él empezó a gritarme cuando yo le decía que no podíamos seguir, que yo necesitaba dinero para mis hijos. Él lo arruinó todo; y ¿ahora yo tengo que pedirle perdón?
(Continúa mañana)
Myriam Richards Madariaga
