Extraordinaria aventura por el continente llega a la región
Hace un poco más de una semana que el conocido actor chileno Cristian Riquelme y su esposa Claudia Quinzo, están en Antofagasta metidos de lleno en reparaciones y arreglos a su vehículo-hogar para poder continuar con su travesía. Recién ayer se pudieron dar un tiempo para sentarse a conversar con La Estrella de este viaje que los tiene por más de dos años recorriendo el continente desde Alaska, y esperando llegar a la Patagonia. En sus palabras se desprende aún la emoción y sorpresa de cada uno de los lugares visitados. Contentos también de poder reencontrarse con sus compatriotas, se adaptan a esto de volver a ser ciudadanos del lugar donde despiertan, pero, no por eso no dejan de notar las diferencias que después de todo, hacen a Chile lo que es Chile.
"Estamos bien, la raja. Trabajando acá revisando miles de detalles que había que hacer en algún momento del viaje. Es primera vez que tenemos que hacer algo así tan grande, cosas de un día, o mediodía, pero acá ya llevamos diez días (...) tuvimos un problema con la caja (de la camioneta) en Perú, y pusimos en Facebook si nos recomendaban a alguien en el norte para trabajarla", explica Claudia sobre el cómo llegaron al taller de calle Río de Janeiro 742.
Hay que tener el mayor de los cuidados cuando tu medio de transporte es también tu casa. Aunque para ellos no es solo eso, es un miembro más de esta curiosa familia que ha pasado la mayor parte recorriendo el mundo.
Explican que la idea es hacer todo sin apuro, sin meter calculadora ni ajustadas agendas con programas estrictos. No. Esas son cosas de la vida cotidiana, no lo que están viviendo ahora, un sueño, quizás el más grande de todos sus sueños. Solo saben que por el permiso de importación temporal del auto tienen que salir de Chile antes de dos meses para renovar el documento. Puestos en nuestra insistente interrogante, responden que sospechan que a finales de diciembre -quizás- cumplan la meta de llegar a Puerto Williams, en la Patagonia.
El sueño
Por las redes sociales les escriben cientos de personas para felicitarlos o pedirles consejos, otros tantos son viejos que se lamentan no haber podido hacer lo mismo que ellos. Todo ello es prueba que fue una buena decisión la que tomaron cuando poco después de casarse. Vendieron todo para recorrer desde el punto más extremo del norte del continente hasta el sur de Chile.
"La idea de nosotros es tratar de inspirar a más gente", destacan.
Se fueron el 12 de febrero del 2013 a Canadá, donde luego de trabajar por seis meses compraron la camioneta, la equiparon, y subieron hasta el último pueblo del ártico canadiense. Con auroras boreales, hielo y rutas peligrosas, más cerca de Rusia y Noruega que de su país, comenzaron a bajar desde el "Northwest Terretories" (donde hay mil osos por cada persona), entre lagos calipsos -y el más absoluto silencio- por horas y horas.
"Todos los días veíamos osos, con susto porque no se tiran a las personas pero si los pillas de sorpresa se ponen violentos. La primera vez que vimos uno quedamos impresionados y lo grabamos, pero después ya nos acostumbramos", recuerdan.
La gente fue súper amable y acogedora, incluso en las reservas con normas indígenas, donde los gobiernos no se meten mucho, salvo con bases militares. Ahí, hasta en esos rincones, ellos hicieron amigos.
Son cientos los que en estos años quedaron fascinados con el Chile que ellos les relataron en los asados, en una tarde de surf en una playa paradisíaca, o simplemente en la ruta. Claudia dice que Cristian debería ser embajador, porque en una mezcla de nostalgia y genuino orgullo nacional, no paró de comentar las bondades de esta tierra que uno a veces aprende a valorarla estando bien lejito.
En Estados Unidos quedaron felices con lo dispuesto que está todo para que los visitantes se trasladen y conozcan. Lecciones que muchos países deberían seguir para poder recorrerlos mejor, mas las sorpresas esperaban un poco más abajo, en territorio latino.
Centro y sur
"Es impresionante el cambio de la frontera San Diego y Tijuana. Sales del primer mundo y llegas al subdesarrollo, pero te das cuenta que al mismo tiempo llegas a la fiesta. Te das cuenta que hay mil historias esperando con todos esos países llenos de alegría", recalca Cristian.
En la ruta se hicieron amigos de miles de viajeros, principalmente franceses, alemanes y suizos; de América, argentinos y estadounidenses.
"Lo que nosotros sentimos es que en líneas generales el chileno tiene muy buena onda con los extranjeros, principalmente con los de Centroamérica. Es muy buena la química. Dicen que Chile es el más desarrollado. Por lo general tenemos muy buena llegada y se nota", agrega Claudia.
En tema de "lucas", han ahorrado de forma extrema. En estos dos años y medio solo han pagado diez días por alojamiento, y suman plata vendiendo pan. Obviamente más los ahorros previos. Ella comenta que: "siempre tuvimos suerte para encontrar dónde dormir, y cuando no encontramos, nos vamos a la estación de policía o donde los bomberos y dormimos ahí. Siempre te reciben, en todos los países". Como norma interna, conducían hasta las cuatro de la tarde.
México, Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua, Costa Rica y Panamá, fue probablemente la parte más enriquecedora de la ruta -aunque ellos destacan a todos los países-, y esto porque más allá de los acostumbrados prejuicios que se presentan por la violencia de esos lados, se toparon con lugares hermosos y gente cordial.
"Hay lugares que son maravillosos en los que te quedas un par de días, y otros que no son la gran cosa pero por la gente que hay te quedas meses", recuerda el actor.
Una de las cosas más especiales la vivieron por esos lares, donde trabajaron en hogares infantiles. Ella dando clases de lenguaje y matemáticas, él de su pasión: el teatro.
"Todos los países hablan mal del país vecino. Por ejemplo, en Guatemala hablan mal de Honduras, y ahí hablan mal de El Salvador, y ahí de Nicaragua, etcétera. Personas que nunca han ido a esos países. Muchas veces nos dicen que no van a ir a México porque es muy peligroso, pero es solo por lo de las noticias, y hay narcotráfico peligroso, pero México es mucho más que todo eso, son personas maravillosas. Tienes que ser súper responsable, uno como turista no te tienes que ir metiendo en partes malas", recomiendan.
Unas de las partes más emocionantes la vivieron en el arribo a Sudamérica. Cuando pusieron sus pies en Colombia, sintieron que estaban ya cerca de casa. Otro momento inolvidable fue escuchar el himno nacional para el mundial el año pasado. "Literalmente lloré", comenta Cristian ahora riendo.
"hueón"
Saben que están en la recta final, pero no los atormenta. De hecho ni se preocupan. Menos les quita el sueño ponerse a pensar qué es lo que harán cuando todo esto se termine. Solo saben que por Santiago no pasarán, ya habrá semanas, meses y años para estar ahí. Ahora disfrutan e inspiran a quienes en su viaje los admiramos. J