Señor director:
Todos los países del mundo para poder garantizar los principios de libertad, igualdad, fraternidad y justicia social, establecen un reglamento que debe ser cumplido y respetado por todos.
En Chile, quien vela por el respeto de este reglamento es el Contralor General de la República, quien ajustado a derecho debe velar por el cumplimiento de la Constitución, al margen de ideologías políticas y religiosas o de cualquier otro orden.
En Chile tenemos 3 poderes, de acuerdo a la Constitución Política de 1925, que son Ejecutivo, Legislativo y Judicial, que no pueden ser interferidos por nadie, además son independientes.
Las constituciones no solo garantizan los deberes y derechos de los ciudadanos que habitan el territorio nacional.
Hubo un tiempo acorde con la historia del Derecho Constitucional que se hicieron muchas constituciones y todas fracasaron hasta que salió la Constitución de 1833 y posteriormente, la constitución del 1925.
Hablar de una nueva Constitución es algo muy delicado para que no nos pase, lo que anteriormente ya ocurrió. Lo importante es ir a reforzar todo aquello que atente contra la justicia social, la libertad y los deberes y derechos de cada ciudadano.
Hago votos que en las discusiones al más alto nivel tengan presente estas observaciones y aquello que no quepa en la Constitución sea integrado en el Código del Trabajo.
La Constitución Política debe garantizar la feliz convivencia de los ciudadanos que habitamos este territorio, sin discriminar en los conceptos de izquierda o de derecha, pues todos somos hermanos de este gran país que se llama Chile.
Y debemos, unidos de la mano, luchar contra los flagelos que atentan contra la feliz convivencia de un país en que se distorsionan estos principios solo por el afán de poder.
Si todos los que habitamos en este barco llamado Chile empujamos nuestro barco al mismo puerto que todos anhelamos, seremos un ejemplo, no solo en América, sino en el mundo entero, para terminar con las discrepancias que vienen perjudicando el mundo entero entre el capital y el trabajo.
Además, debemos recordar que un hombre llamado Jesús vino a la tierra pregonando el amor que todos nos debemos para lograr la verdadera felicidad.
Atentamente,
Jorge Raúl Díaz Pacheco