Un recorrido por las instalaciones universitarias de Antofagasta realizaron estudiantes del curso "Ciencia Ciudadana", dictado por la Universidad de Antofagasta y que fue dirigido por el académico e investigador de la Facultad de Ciencias del Mar de la Universidad Católica del Norte (UCN), Dr. Martin Thiel, en el marco de la actividad "Excursión al Campus: Ciencia en la Universidad".

La iniciativa consistió en visitar el campus Coloso de la UA y la Casa Central de la UCN, en busqueda de flora y fauna. En el caso de la U. Católica del Norte, se encontraron especies de vegetales y aves, las cuales fueron fotografiadas y subidas al sitio iNaturalist, una comunidad que registra observaciones a nivel mundial.

Durante la visita a esa casa de estudios, se encontraron cinco especies de aves y varios insectos, que están siendo identificados por los miembros del sitio. "Es un verdadero oasis en el desierto", cuenta el Dr. Thiel tras el registro. "Muchos espacios verdes y con una sorprendente diversidad y belleza de plantas y animales. En sólo una hora pudimos registrar muchos organismos y estoy seguro que nos faltaron muchos más por conocer", explica.

Asimismo, se realizó una encuesta en los dos campus para saber cuales son los espacios favoritos de los estudiantes. En la UCN, el resultado arrojó que a los alumnos les encanta la zona de la Biblioteca y sus alrededores, principalmente por sus áreas verdes.

Con un marco de público superior a las dos mil personas, partió ayer la Asamblea que reúne cada año a los Testigos de Jehová de la región de Antofagasta. La cita se realizó en el gimnasio Sokol y contó con una serie de temáticas donde se debatieron enseñanzas bíblicas.

La reunión, que finaliza mañana, comenzará hoy a las 9:20 horas, y expondrá temas como el perdón, la lealtad y la imparcialidad. La entrada es gratuita para los asistentes a la cita, que también tendrá un audiodrama por la tarde, hasta finalizar la jornada a eso de las 17:00 horas.

Ignacio Araya

La micro 104 avanza repleta de pasajeros en hora peak por calle Manuel Rodríguez, en el sector centro sur de la ciudad. El pasajero no tiene nada interesante que mirar por la ventana. Pero cuando va a la altura de Díaz Gana, el gris paisaje de pavimento y la franja del ferrocarril cambia para dar paso a un colorido jardín, con flores de colores y pajaritos. Pareciera un micro oasis en la mitad del desierto más árido del mundo.

La media cuadra de jardín en la franja del ferrocarril fue creada por un par de vecinos de esa calle, quienes querían tener un poco de verde más allá de un par de plantitas. "Cuando yo recién llegué, el año 2000, me sentaba y sólo se veía arena y bolsas de basura. No puedo tener esta vista, me dije", cuenta Edith Gómez, una de las vecinas que comenzó con la idea.

Primero, la señora Edith comenzó a preparar la tierra con las cáscaras que dejaba el paso de una feria itinerante que se ponía acá los domingos. Para el año 2004, la tierra ya había desafiado al árido paisaje y los arbolitos comenzaron a crecer. Claro, se robaron uno que otro ("el primer árbol que puse me lo robaron"), pero al final la cosa funcionó. Hoy, incluso hay una escalerita para pasear por el mini parque.

Por esa misma fecha, paralelamente, don Juan, otro vecino del sector, también armaba su parte. "Yo solamente quería ver algo verde, porque el chancherío para allá es enorme", dice apuntando a la basura y cerros de escombros que se acumulan en los costados de la franja del ferrocarril. Es tanto, que si no fuera por tanta porquería acumulada el jardín podría extenderse mucho más hacia el norte.

"Yo partí de a poquito, yendo al hipódromo nos regalaron guano de los caballos, también del Club de Rodero. Así lo iba mezclando con la tierra", dice don Juan. Hoy, orgulloso muestra un sauce de dos metros que adorna la entrada a su casa. Al frente, en el sector del jardín, un pimiento, cactus, unos pequeños álamos y varios ejemplares de aloe adornan la vereda.

La vecina Edith cuenta que le gustaría que otros antofagastinos se motiven para hermosear la ciudad. A ella le costó años, pero hoy el jardín es un bello punto verde entre tanto gris. "Tengo que comprar guano y tierra para seguir. En eso ayuda mi marido, porque él pone el billete... y yo pongo el arte", dice la dueña de casa.

ignacio.araya@estrellanorte.cl