Ignacio Araya Chanqueo
Mientras sostiene a su bebé en brazos en una pieza de la Clínica Antofagasta, Carolina Álvarez (35) tiene que revisar un whatsapp que le envió su marido para acordarse del segundo nombre que le pusieron a Diego, su hijo nacido repentinamente dentro de un auto durante la agitada madrugada de ayer. "San-ta-li-no creo, algo así. Ah, no. Es Santino. Diego Santino Ortiz Álvarez", dice mirando una foto del certificado de nacimiento en el Registro Civil.
Lo que pasa es que todo fue muy rápido. El parto tenía fecha para el 17 de febrero, por eso con su marido Claudio aún les quedaba tiempo para ponerse de acuerdo con el segundo nombre del bebé. Sin embargo, en una de esas jugadas de la naturaleza, Diego se adelantó inesperadamente.
Carolina había ido al control junto al doctor, el martes por la tarde. Todo normal: tomó once, compartió con sus dos hijos (de 17 y 15 años) y se fue a la pieza a esperar a Claudio, quien trabaja en la minera y que debía bajar tipo once de la noche. "Ahí empezaron las contracciones suaves, y se fueron dando curso hasta que él me decía que a lo mejor era un cólico", dice.
Los dolores fueron tantos que de cólico no tenía nada. Diego estaba apurado por salir, así que hizo que mamá y papá le pusieran firme al acelerador para llegar pronto a la Clínica Antofagasta. "Cuando veníamos a la altura del Ferrocarril, yo sentí que venía la cabeza del bebé", cuenta. Cada semáforo era un suplicio y la carrera, angustiante.
5.25 de la mañana. Judith Pavez, enfermera de la clínica, escucha la bulla de varias personas que hablan de una guagua. Ya habían como ocho personas tratando de ayudar en el auto, cuando Judith da aviso a la matrona sobre la urgencia. "Al momento de bajarle el pantalón, se asomó la cabeza de la guagua. Salió y empezó a llorar, después llegaron los paramédicos".
Diego nació sanito, tapado con una frazada. En el mismo auto le cortaron el cordón umbilical y de ahí, derechito a pabellón. La jefa de matronas de la clínica, Marta Báez, cuenta que es muy raro que pasen este tipo de casos, como el de este bebé tan ansioso por salir. "Generalmente los embarazos son bien controlados. No es común que la paciente llegue en estas condiciones, pero el personal está preparado para darle la atención que necesita", dice.
Al final, todo salió perfecto. Carolina en observación, feliz, con su bebé en brazos y con un certificado de nacimiento que registra las 5.35 de la mañana como la hora en que Diego Santino Ortiz Álvarez vino a llegar a este mundo, desde el asiento de un automóvil.
17 de febrero era la fecha presupuestada para el parto. Pero Diego quiso llegar antes.