La historia del periodista que derrotó a la obesidad mórbida
Hace casi dos años René Campusano pesaba alrededor de 180 kilos, pero gracias a su convicción y el apoyo de su familia bajó más de 80 kg. Pese a la adversidad de la vida, nunca bajó la mirada y mantuvo su optimismo. Éste es su testimonio.
René Campusano comienza a recordar cómo fue su pasado, mientras se acomoda en una de las sillas del café ubicado en el centro de Antofagasta. Ahora puede sentarse como un cliente normal, pero antes no y la razón es porque con 37 años llegó a pesar 182 kilos registrados. "Puede que incluso sea un poco más", recalca.
Se le viene a la mente una ocasión en la que estando en la universidad estudiando periodismo, se sentó en una de las sillas de plástico de uno de los kioscos y la quebró, debido a que no aguantó su peso.
Este episodio se convirtió en una de las tantas realidades que le tocó vivir, mientras mantenía una preocupante obesidad mórbida.
Todo comenzó desde que era niño. Genéticamente siempre tuvo tendencia a engordar, su alimentación estaba desordenada y eso, sumado con grandes porciones de comida, además de ingerir alimentos altos en calorías le pasó la cuenta: siendo un adolescente su peso llegó a los 100 kilos.
"Siempre fui gordito desde chico, por sobre el peso normal para mi edad y mi talla... Diría que cuando salí de cuarto medio, debí haber estado pesando unos 110 kilos más o menos", recuerda.
Por su puesto en una sociedad que es crítica respecto a la apariencia, fue víctima del bullying, aunque nunca le afectaron mucho las bromas pesadas, más bien se acostumbró. Sin embargo, hay un momento en el que la paciencia llega a un límite y tuvo que encarar a los 'chistosos', quienes nunca más lo molestaron, lo que se mantuvo también en sus siguientes años como estudiante.
"Me hacían la típica talla que es la que cuando uno llega al salón de clases, donde uno se sentaba y todos saltaban... La verdad en su momento me afectó un poco y debo decir que una vez me peleé por el tema. Pero fíjate que fue por un tema de fastidio y de molestia, más que por algo de sentirme con baja autoestima", reconoce.
Sin embargo y pese a las bromas, para las autoridades sanitarias la obesidad no es un motivo de risa. Según datos del Ministerio de Salud, el 67% de los adultos chilenos presentan exceso de peso (más alto de los rangos normales de acuerdo a la edad).
Más preocupante aún: el 10% de los niños menores de seis años tiene obesidad y este indicador se eleva al 25% cuando los pequeños están en primero básico, lo que convierte a Chile en el quinto país del mundo en el ranking con más obesidad, de acuerdo a los datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
"La vida para una persona con obesidad es difícil... En aspectos tan básicos, por ejemplo, como en el tema de la ropa. Llegó un momento en mi vida profesional en que me costaba encontrar ropa y la que me gustaba, no la podía usar porque no me entraba. Temas prácticos, si no encontraba un terno me tenía que mandar a hacer uno a mi medida", comenta el periodista.
Y agrega otras dificultades: "está el tema de que te observan, de que comentan. Me subía a una micro y decían 'mira el gordito', los niños chicos se reían, los jóvenes también y al fin y al cabo, es algo con lo que uno aprende a vivir. A mí lo que siempre me importó y me sigue importando es cómo soy yo, además de la gente que me quiere".
No sólo en el aspecto social su apariencia le trajo complicaciones, sino que también en lo profesional. Es por eso que dice que en varias ocasiones cumplió con los requisitos pedidos en las entrevistas de trabajo, pero finalmente no obtuvo el puesto porque su apariencia fue lo más importante.
"Cuando llegaba el tema de la entrevista personal en las que estaba muy bien calificado profesionalmente, generaba una barrera... No te lo dicen, pero uno lo termina sabiendo igual", añade.
Pese a lo complicado de vivir con total normalidad padeciendo esta enfermedad, René nunca perdió el optimismo y siempre mantuvo una mirada positiva de la vida, mirando "el vaso medio lleno", como dice, ante cualquier cosa.
Por eso hace algún tiempo comenzó con un largo proceso de vivir como una personal normal. Para ello, inició una serie de exámenes (en los que nunca tuvo complicaciones de salud) para así bajar de peso y someterse a un bypass gástrico.
En este proceso fue muy importante la familia, sobre todo de su esposa Evelyn, quien lo acompañó en la alimentación diaria y en la motivación.
"Esta era una decisión que yo venía pensando y meditando hace mucho tiempo y en el camino apareció ella (refiriéndose a su esposa) y debo decirlo, fue un apoyo fundamental. Siempre se lo he dicho: 'mi proceso hubiese sido muy distinto, si ella no hubiera estado'".
De esta forma y en base a una dieta baja en calorías, más el ejercicio, René logró bajar cerca de 30 kilos en tres meses y estaba listo para ingresar al quirófano.
Hace un año y medio finalmente entró a pabellón en Antofagasta, una operación que le permitió bajar en los 100 kilos que actualmente pesa, esperando llegar a los 90 kg como peso ideal.
Pero es algo que no fue fácil y su aplazamiento se debió en gran medida por el aspecto económico, ya que hasta ahora ha desembolsado alrededor de siete millones de pesos, de los que la isapre le cubrió un 25% en la cirugía.
Ésta es la primera. La segunda es la que se vendrá próximamente para tratarse los cálculos y una tercera, la cual es opcional pero analiza someterse a ella, corresponde a la cirugía plástica para extirpar la piel sobrante, la cual ocupa alrededor de 10 kg de su cuerpo.
Finalmente analiza cómo es vivir con obesidad en un país como Chile: "La obesidad es una enfermedad que debe enfrentarse desde un punto de vista del Estado, como también desde la familia. En el aspecto social somos un país discriminador. Discriminamos a quien se viste, habla o se comporta de manera distinta. En muchos aspectos, no estamos preparados", agregó.
Es entonces cuando respira hondo y lanza el mensaje para los padres, respecto a la obesidad infantil: "a tener más precaución y no solamente con sus hijos, sino que también con ellos mismos porque éste es un tema de familia".
"Me siento bien, contento y feliz. Satisfecho de los altibajos que me ha dado la vida, pero estoy bien enfrentando nuevos procesos y desafíos de ahora como lo es formar una familia. La clave, incluso en lo malo, es tener la mente positiva. No hay que pensar en lo que no tienes, sino en el cómo puedes lograr lo que falta", dice mientras pide la cuenta de su café, los que nunca más beberá con azúcar.