Rody-Basty: padre e hijo tienen en sus genes el baile de la calle
Rodrigo Mondaca y su hijo Bastián no sólo comparten la vida familiar como papá e hijo, sino que también los une la pasión por el street dance. Juntos entrenan en el sector norte de Antofagasta y participan en las llamadas batallas.
Michael Jackson. Su nombre de inmediato despierta atención y lo primero que se viene a la mente son esos pasos "quebrados" de baile, mismos que despertó el interés de los bailarines urbanos.
Eso, más la influencia de la película Breakin' (1984) fue lo que le gustó a Rodrigo Mondaca, quien es más conocido como "MR Rody" en el mundo del baile de la calle, literalmente conocido por su denominación en inglés "street dance".
Cuando era chico, fueron los videos del rey del pop y la música hip hop lo que le despertaron el interés en bailar. Pero después optó más bien por el estilo de la danza callejera, con ritmos nacidos de una mezcla de sonidos electrónicos y con mucha influencia del rap y el funk.
Y cuando son poco después de las 8 de la noche, ahí está a un costado de la Plaza Bicentenario en el sector norte de Antofagasta, entrenando. Los transeúntes pasan y se quedan mirando y es que el espectáculo es llamativo: a su lado el parlante despliega los ritmos y él junto a un grupo de jóvenes realizan los pasos y el estilo de mover los brazos casi de manera cortada. Algo así como un robot, pero con bastante gracia y ritmo.
Es entonces cuando nos cuenta que prácticamente la mitad de su vida la ha pasado bailando: comenzó a los 17 y hoy tiene 32.
De entrada aclara que su estilo es denominado "popping", que se caracteriza por efectuar movimientos y contracciones musculares.
"Desde chico comencé a ver videos, no sólo de Michael Jackson que hacía pasos de popping, sino que también nos conseguimos un DVD en donde veíamos movimientos y tratábamos de imitarlos pero de una manera mejorada, trabajando harto la mente", comenta el joven.
MR Rody habla en plural porque es parte de una de las dos agrupaciones de Antofagasta que se dedican a esta disciplina: Breaking Funk y la otra es CTM Crew, las que en total suman alrededor de una decena de fanáticos de este estilo y que tienen su centro de entrenamiento ahí mismo en la calle, específicamente fuera del Unimarc de La Plaza. Las jornadas generalmente se extienden durante dos o tres veces en la semana, pero cuando se acerca el momento de enfrentar a oponentes en los torneos, entonces practican casi todos los días.
Basty
No pasan desapercibidos para quienes llegan hasta el local comercial a comprar: hacen movimientos de brazos y piernas, además de maniobras con la cabeza, tal como si fuese una "batalla", que es el nombre que reciben las competencias y en las que el nivel mostrado es completamente diferente al de un entrenamiento.
A medida que avanza la entrevista comienzan a llegar más jóvenes. Se saludan en su estilo. Son los compañeros de Rody, algo así como una familia "poppers", en la que todos se conocen. Salieron recién del trabajo y la idea es a esta hora bailar.
Pero hay uno en especial y que se encontraba a un costado siguiendo los pasos. Es el pequeño Bastián, "popper Basty" para los bailarines callejeros.
Con sólo ocho años, este muchacho no sólo sigue los pasos de su padre Rody, sino que también es la futura promesa de triunfos en este mundo del street dance.
Apenas cursa tercero básico, pero ya tiene una de sus metas claras y esa es bailar y ser campeón en alguna de las batallas.
"Bailar me apasiona. Y comencé desde más chico, desde los dos años empecé a bailar", comentó el muchacho.
Todo comenzó cuando se dio cuenta de que su padre se dedicaba al baile y como dice el dicho "de tal palo, tal astilla", empezó hace un año en este mundo. Aunque eso sí, siempre y cuando no descuide sus estudios que es lo primordial.
Entonces no sólo se puso a bailar en su casa cada vez que sonaba la música característica de los ritmos callejeros, empezó a imitar a su papá e incluso quiso ir más allá, por lo que de a poco comenzó a acompañarlo a los entrenamientos y también en las batallas, aunque sean fuera de la ciudad.
"Cuando fuimos a Iquique mi papá ganó. Tuvo suerte porque yo le di esa suerte", comenta sonriendo y comparando la compañía a su padre como si se tratara de una especie de cábala para el éxito.
Claramente emocionado y lleno de orgullo MR Rody se da el tiempo para comentar lo que significa que su propio hijo quiera seguir sus pasos.
"Yo lo dejo ser un niño, pero me empezó a mirar cómo bailaba. Siempre va conmigo a la gran mayoría de los eventos para acompañarme y sacarme fotos o me graba videos, pero a la vez él va mirando a otros participantes y absorbe todo eso", declara el joven.
También reconoce que pese a su corta edad, ya comenzó a ingresar al mundo del baile competitivo. "Yo lo metí en una competencia para saber las aptitudes que él tenía y dio un muy buen resultado, le vi hartos frutos. Tenía actitud que es lo más importante", agregó.
Al mismo tiempo dice que esto no lo piensa como papá, sino que más bien como un entrenador personal, recalcando que "tiene un gran futuro. Quiero que sea mejor que yo".
Bailando en la calle
Es entonces cuando Rody recuerda cómo iniciaron una especie de escuela callejera. Ahí junto a un amigo al que se refiere como el "Negro Arce", comenzaron de a poco a difundir el street dance en la Perla del Norte.
"Fue un pilar fundamental y me enseñó la nueva disciplina del popping y nos fuimos guiando. Llegó un momento en que cada uno le enseñó técnicas al otro", añade y además dice que esto es justamente lo que realiza actualmente con otros jóvenes.
Son ellos los que se acercan hasta donde se encuentran los bailarines, sólo con las ganas de aprender las técnicas.
Incluso Rody dice que han enseñado a niños o jóvenes de sectores vulnerables para intentar alejarnos de los vicios.
Además, recalca algo que también lo llena de orgullo: "en Antofagasta están los mejores bailarines poppers. Por ejemplo venimos de una competencia nacional en Coquimbo y mi grupo fue el vencedor. Además, he ganado como cuatro veces".
Finalmente agradece a su mujer y madre del pequeño Bastián, Macarena, porque asegura que es ella la que le ha entregado el apoyo más grande en su vida de bailarín y también familiar. Ahora, vuelve a la pista de baile improvisada junto a su hijo y se mueven al rimo de la música.