Enero de 1976 estaba llegando a su fin pero las noticias importantes no eran sobre el verano, sino uno de los más grandes casos de intoxicación masiva en Antofagasta.
En primera instancia fueron 39 personas (26 niños y 13 adultos) los que llegaron hasta la Posta de Primeros Auxilios del Hospital Regional solicitando atención médica urgente para calmar los fuertes dolores estomacales ocasionados luego de ingerir queso de cabra elaborado clandestinamente y sin seguir las normas de higiene establecidas por las autoridades.
Cuando las personas llegaban hasta el recinto asistencial se les realizaba un lavado estomacal acompañado de la administración de espasmolíticos.
A pesar que las autoridades llamaron a no consumir queso de cabra de dudosa procedencia, los casos fueron aumentando y a principios de febrero el número de personas intoxicadas subió a poco más de 100, quienes llegaban con vómitos, diarrea, dolor de cabeza y malestar general hasta la Posta del Hospital Regional.
De acuerdo a la investigación que realizó el Departamento de Higiene Ambiental junto a Carabineros, la mayoría de los afectados que consumieron queso de cabra lo compraron en dos rotiserías: una en calle a Maipú y otra en la población Villa Esmeralda.
Aquello llamó la atención del entonces director del Hospital Regional, Manuel Vitis, quien explicó que "en tiempos de calor la descomposición de los productos es rápida, incluso siendo queso de procedencia autorizada se corre riesgo de intoxicación". Sin embargo, el producto lácteo que causó tal intoxicación en la capital regional no estaba autorizado.
Luego de unos días, Carabineros decomisó una importante partida de este producto que iba a ser comercializada. A pesar de todo, algunas personas seguían comprando queso de cabra a comerciantes ambulantes.