Foto denuncia: Calle olvidada
Hace tiempo que se requiere una manito de gato a la calle Eleuterio Ramírez, entre Llanquihue y Avenida Antonio Rendic. Esta es una de las calles olvidadas de la ciudad. Ojalá algún día la reparen.


Hace tiempo que se requiere una manito de gato a la calle Eleuterio Ramírez, entre Llanquihue y Avenida Antonio Rendic. Esta es una de las calles olvidadas de la ciudad. Ojalá algún día la reparen.
Señor director: Quiero hacerlos partícipe de la historia de la devoción de mi padre hacia Elvirita, después de leer la publicación del lunes 11 de abril. Corría 1982 y mi padre ya independizado acudió al cementerio a dejarle sus saludos a su padre, mi abuelo que unos meses antes había fallecido. Estaba preocupado, los gastos subían y no entraba nada, ya que el rubro que siguió se encontraba flojo y lo que lo "salvaba" era un barco que no vendría a la ciudad, ya que tenía como destino el Callao en Perú y luego San Antonio en Chile.
Mientras paseábamos por el cementerio me llamó la atención ese mausoleo en aquel entonces muy deteriorado, entré y papá me siguió. Recuerdo como si fuera hoy cuando papá dijo "si me ayudas con el barco te mantendré linda todos los días de mi vida", encendió los lirios que habían allí gastados y nos fuimos.
No sé si fue casualidad o la inmensa fe de mi padre, pero ese mismo día lo llaman de la naviera para avisarle que el barco que recalaría en el Perú seguiría con destino hacia Antofagasta, ya que en el Callao una marejada había dañado enormemente el puerto y decidieron dejarlo en Antofagasta para "ahorrar" el viaje a San Antonio.
Desde ese día mi padre se hizo devoto de ella. La reparó entera, la llenó de cerámica, envió a tapizar esos asientos para rezar, le hizo un portavelas nuevo, un cuadro con su imagen muy grande y llenó de cerámica la entrada. Estaba muy linda. Mi padre surgió fuerte como un empresario muy nombrado en la época, todos los domingos su recorrido antes de ir a repartir alimentos y frutas a las poblaciones era ir con 5 paquetes de velas y flores a visitarla.
En 1992 mi padre acompañó a un señor de una naviera a un viaje tonto al cual no debió haber ido. De regreso, este señor perdió el control del vehículo y mi padre falleció en la carretera que une Antofagasta y Michilla. Tenía 48 años y una vida por delante.
Ese día, uno de los dos más tristes de mi vida, se fue mi superhéroe, el hombre más bueno que conocí, con un gran corazón. Tal vez por eso se lo llevaron tan pronto.
Mi vida siguió su camino y jamás volví a ese lugar hasta años después cuando me enteré por medio de ustedes que había sido incendiada. Fui y me dio mucha pena que lo que mi padre embelleció unos antisociales sin respeto destruyeron.
No sé si fue la devoción de mi padre, si fue real, solo sé que mi padre se aferró a ella y le pedía todo, no solo en el trabajo, sino en salud y cuanta cosa necesitaba.
Me alegró saber que alguien reparó su fotografía, yo aún mantengo el cuadro que mi padre tenía en su oficina guardado junto a sus cosas.
Mis respetos y saludos a su diario.
Isabel Torres Flores
Tres hoyos al hilo están en la intersección de la Avenida Carlos Oviedo Cavada con Huasco. Los automovilistas que transitan por el lugar deben ser bien hábiles para esquivarlos.