Crónica
Una enorme costilla desgastada por el tiempo es la que se halla encadenada al marco de la ventana de la casa de don Rodolfo Montaño Reinaga, un querido vecino de la población Lautaro.
El hombre de más de 80 años dice que conserva la pieza de este cetáceo desde hace más de cincuenta años, y que hasta hace algunos años no era la única que poseía, pues tenía algunas más que simplemente desaparecieron de su casa.
"Esa no era la única costilla, pues tenía unas dos o tres más en el patio, pero fueron desapareciendo por la acción del tiempo, otra se quebró y bote los restos a la basura, pero la que conservo fuera de mi casa es la única que me queda y decidí dejarla allí para que la gente pudiera admirarla y no ser solo yo quien tenga ese privilegio", dice el vecino.
Origen
Cuando se le pregunta a don Rodolfo sobre cómo consiguió el hueso, es fácil percibir en este que le cuesta trabajo recordar con exactitud.
"El animal ya se hallaba descompuesto, tenía muchos huesos a la vista y en ese tiempo tampoco era tan extraño encontrarse con ballenas varadas en las costas, por lo que era muy común hallar huesos grandes como este en las playas. En fin, este lo saqué de ese animal varado junto con las otras piezas que después se me perdieron, pero lo que no recuerdo es que si los traje de una playa de Antofagasta o de Taltal, pero lo cierto es que eso pasó hace más de 50 años. Ha sido mi eterna compañía", dice.
El hombre vive solo, y su rutina consiste en sentarse por las tardes fuera de su casa en compañía de un fiel quiltro y de su amada reliquia cetácea.
"Algunas personas se acercan y me preguntan sobre el hueso, de cómo lo conseguí y de cuánto tiempo tiene. Incluso un par de veces me han ofrecido dinero por el, por ejemplo hace unos años llegaron unos turistas de Brasil ofreciéndome hasta unos 70 mil pesos por la costilla, pero les dije que no estaba a la venta porque, a pesar de ser algo tan simple y poco único, no la puedo vender porque ya me acostumbré a verla como parte de mi hogar. Tal vez me crean loco, pero ya no estoy en edad para preocuparme por las demás opiniones", finaliza.
A 20 años de un Fatídico varamiento
En una noche de 1996 un gran cachalote varó agónico en las playas de Antofagasta, en el sector de Los Pinares. Luego de infructuosos intentos de ser devuelto al mar por un grupo de marinos (el mamífero pesaba demasiado y pegaba coletazos) llegaron los curiosos a ver el espectáculo, de allí trascendió que la carne de ballena tenía un gran valor comercial, y entre las mujeres, que la grasa de este traía beneficios de belleza, por lo cual procedieron a faenar al aún vivo cetáceo, ante la impotencia de los marinos, que se vieron propasados por el irracional proceder de las personas.
Cinco Metros, de longitud tiene la costilla, la cual pesa aproximadamente más de 90 kilos.
La Estrella de Antofagasta