Cartas
Reflexión
Señor director:
Según Benito Baranda, la situación de los "guetos" es parte de la soberbia del ex Presidente Lagos que -a su juicio- "tratan de solucionar un problema a través del mercado".
Esta política fracasada y antisocial que se sigue utilizando en Chile como instrumentos de políticas públicas, ha significado un total abandono del Estado y lo han convertido en un ente pagador, que pone los clientes, los financias y paga los costos políticos y sociales de esas políticas.
En materia de salud es lo que se espera para Antofagasta con el Hospital Regional de Antofagasta, y en materia de transporte lo mismo. Un ministro muy poco transparente, ideólogo del Transantiago, impuso una solución de metrocable que todos los estudios realizados hasta hoy por el propio Gobierno, con financiamiento de Escondida, dicen que no es viable.
¿Por qué no se puede crear una empresa pública y privada para financiar una solución de transporte publico multimodal alrededor de un tranvía con todas las sinergias de otros medios de transporte y licitar la explotación por periodos cortos de no más de 5 años? La infraestructura es pública, la mantención y explotación es privada con criterios sociales y de cohesión social.
La ciudad se prepara para 20 o 30 años más, sobre todo en urbanismo, vivienda, educación, seguridad pública, salud, y medio ambiente. El envejecimiento de nuestra población es de alarma pública si no se adoptan las políticas adecuadas. No es normal que los municipios se constituyan en farmacias e incluso en supermercados y luego en variadas respuestas al "mercado" que abandona cruelmente a los frágiles y excluidos de nuestra patria.
Otra política es posible, requiere modernizar el Estado, descentralizar con una mayor autonomía para las regiones y municipios que puedan definir solas las políticas públicas, e incluso con autonomía en políticas fiscales y tributaria sin finanzas de nada sirve, serán autonomías de cartón.
Lagos no representa ningún futuro y sus hombres e ideas siguen en el Gobierno. Antofagasta perdió el agua con estos criterios políticos y la vendió a los Luksic por menos de 200 millones de dólares. Estos se la vendieron a una empresa pública colombiana en casi 1000 millones de dólares, que para calmar los escándalos aparece con donaciones fiscales por el Parque Japonés y ayuda en Sierra Gorda por 78 casas. Muchas gracias, ¿pero el Estado no puede hacer esos simples esfuerzos?
Benito Baranda nos avisó con mucha anticipación una segunda vez.
Myriam Richards Madariaga