Café Pendiente: aquí también se vive la solidaria tradición
Iniciativa funciona en la Biblioteca Regional. La idea es pagar un café, para alguien de escasos recursos.
El cliente llega como es habitual a leer un poco y saborear su expreso, mientras toma alguna de las revistas que hay en el lugar. Luego de terminar se levanta, paga la cuenta y es cuando la mesera le pregunta si quiere agregar un "café pendiente" al consumo. Acepta y sin pensarlo, cancela $500 adicionales a su consumo y decide retirarse, sabiendo que alguien de escasos recursos disfrutará de ese tradicional bebestible, aunque no podría precisar quién exactamente.
Así funciona la dinámica de "Café Pendiente" una iniciativa que hace un año funciona en Antofagasta de manera oficial al ser parte de la red nacional solidaria, pero en la capital regional ya lleva trabajando un par de años.
La encargada de la cafetería Letra y Música de la Biblioteca Regional de Antofagasta, Carla Corrales -recinto adherido a esta iniciativa junto con Espacio Bento, según el sitio web de la iniciativa - dice que la idea en estas tierras nació casi de forma espontánea, por iniciativa propia y sin conocer anteriormente el programa.
Iniciativa
Todo inició desde que entró en funcionamiento la cafetería en la biblioteca. "Empezamos con un almuerzo para un caballero que es un indigente que viene todos los días hace tres años. Después había gente que entraba y que miraba, pero no les alcanzaba y a pesar de que los precios son bajos porque somos una biblioteca pública, yo les decía a los chiquillos 'pasen no más'", comenta Corrales.
Pero fue entonces cuando se dieron cuenta que no estaban involucrando al público, por lo que entonces pasaron a ser parte de Café Pendiente, una iniciativa solidaria que lleva por nombre "Caffe Sospeso", la que busca incluir a las personas en situación de calle, evitando de esta forma la discriminación mediante una taza de café en el mismo recinto que alguien que sí puede pagar.
"Cada cafetería tiene su sistema. Algunos cobran el precio de carta, nosotros no. Cobramos $500 que es el costo, para que se note que es algo solidario y que no es para vender más café. Esto es confianza, algo que tiene que ver con la confianza", dice Carla Corrales.
Al tratarse de una biblioteca, Corrales hace énfasis en que así quienes viven en indigencia tienen la posibilidad de acercase a la lectura y por lo tanto, a la cultura. Es decir, leen mientras esperan que les sirvan la taza en la mesa.
Alrededor de 10 personas al día llegan y consumen un café pendiente, sin cuestionamientos ya que la dinámica se basa en la confianza y dejar de lado el prejuicio. Hay usuarios de la cafetería que aún no se acostumbran a cancelar de manera anticipada la bebida, hay otros que sagradamente realizan esta acción, casi como un ritual.
Desde que comenzó a funcionar la biblioteca en noviembre de 2013, se han entregado alrededor de seis mil cafés solidarios.
2008 Fue el año en el que se inició esta tradición en Nápoles, para extenderse a otros países.