Apoyos a candidatos

Señor director:

Me he informado que el periodista y senador Alejandro Guillier fue evaluado como el político más creíble del país, lo cual lo estaría catapultando a ser un buen candidato a la Presidencia de la República.

Dicho logro de don Alejandro, que justamente es senador por esta región, debiera alegrarnos por el hecho de contar con una alta evaluación a nivel país. Sin embargo, en esta ciudad ha sido criticado por la razón de apoyar la candidatura de Daniel Adaro, sin tomar en cuenta para nada la repostulación de Karen Rojo.

Lo mismo pasó con la señora Allende que vino a apoyar a la candidata Andrea Merino junto a los principales partidarios de la Nueva Mayoría. Se le criticó infantilmente por ocupar sus horas de trabajo para la manifestación de apoyo.

Próximamente será criticado Sebastián Piñera por apoyar abiertamente a Manuel Rojas, sin acordarse de Karen Rojo que lo había tomado por cercano y amigo.

Los políticos inteligentes tienen sus razones. Saben a quién verdaderamente corresponde apoyar y a quién no, no pueden andar al gusto de los que no entienden.

Juan C. Marín Z.

El caso Laureate

El grupo transnacional Laureate está conformado por las universidades Andrés Bello, de las Américas, de Viña del Mar, Escuela Modera de Música y el AIEP, instituciones que en su conjunto tienen más estudiantes que todas las universidades del Estado, lo cual es contradictorio cuando existe un consenso por impulsar la educación pública y de calidad. Sin embargo, de lo contradictorio pasamos a la aberración cuando explicamos cómo crecieron esos planteles privados. Según un estudio de la Fundación Sol, este grupo ha recibido en el último tiempo mediante el Crédito con Aval del Estado (CAE) $600 mil millones (17,1% del total). Por otro lado, las cifras también nos sorprenden al señalar que una misma carrera tiene un valor de 20% más alto en el grupo Laureate respecto a una universidad del Estado. Respecto a la empleabilidad al primer año de egreso, las Ues del Estado superan en un 20% a las del grupo internacional. Para quienes defendemos con convicción el fin al lucro, estas cifras nos parecen una ofensa y denotan que nuestras autoridades no tienen intención de sacar al mercado de la educación superior, de otra forma no se entiende cómo el Estado, con recursos de todos los chilenos, financia a una transnacional.