Cartas
Más que obligar, agradecer
Una gran parte de la Familia Política & Asociados en vez de suplicar la vuelta del voto obligatorio ante la gran abstención producida, debiera hacerse la gran pregunta…
¿Qué pasó, que hicimos mal, en qué nos equivocamos para que las mismas personas que para los fines de los ´80 exigían la opción de ejercer su opción de votar para decidir el futuro de Chile, a medida que fue pasando el tiempo hasta llegar a hoy, prefieran no participar, demostrando su apatía por la política partidista?
El insistir en que la solución para tener las urnas rebosantes de votos válidamente emitidos es la vuelta del voto obligatorio, demuestra que la Familia Política & Asociados no ha entendido nada de lo que ha experimentado nuestro Chile en estos últimos años, en donde ella ha sido la indiscutida protagonista de los condenables hechos que hoy investigan las fiscalías y también el haber relegado a la ciudadanía, a sus electores solo a papeles secundarios de reparto, cuando debieron haberlos privilegiado, honrando el mandato que les otorgaron, para terminar defendiendo más sus beneficios personales y corporativos que los justos requerimientos de los ciudadanos, ante esta brecha, más que obligar a votar so pena de un castigo ó multa correspondería reconocer de verdad los errores, agradecer a la ciudadanía el que manifieste su fuerte malestar mediante la abstención, convirtiéndola en una esperanza para mejorar más que en una epidemia terminal de la Familia Política & Asociados…
Luis Enrique Soler Milla
Tantas preguntas y pocas respuestas
Soy un ciclista recreativo. Me gusta salir a dar mi vuelta, por lo que destaco todo lo que se hace en ese aspecto.
Disfruto la ciclovía del lado norte, y espero disfrutar la del centro sur. Lo que sí, no puedo dejar de manifestar mi extrañeza por la manera que la concretaron. De la noche a la mañana se podía hacer todo, se dañó el pavimiento, ese mismo en el que el Gobierno invirtió millones en mejorar unos meses antes.
Antes cuando se pedían ciclovías, sobraban razones para decir que era imposible, que no se podía y que se tenía que esperar. Definitivamente cuando se quiere, se puede
Pedro Espinoza
