Edu Arancibia deja el rugby de primera serie
A sus 47 años decidió dar un paso al costado para darle espacios a las nuevas generaciones. Su vida ha estado ligada a este deporte al cual se confiesa enamorado.
La pasión que siente el antofagastino Eduardo Arancibia por el rugby es única. Su amor por este deporte rompe todas las barreras conocidas. Por eso cuando decidió que era el momento de dar un paso al costado, lo meditó mucho, conversó con su familia y entrenador (...) hasta que llegó el momento. El fin de semana pasado decidió dejar el primer equipo de los Cuervos a sus 47 años, donde compartía y competía con jugadores que podrían ser sus hijos e incluso sus nietos, pero ese no era problema para Eduardo.
Mas bien su decisión no pasó por el físico, aunque confiesa que ya el cuerpo pasa la cuenta con los años, sino que por un tema de oportunidades para las nuevas generaciones. "No estaba en mis planes retirarme, pero es hora de dar espacio a las nuevas generaciones. El rugby no me deja, solo dejo el primer equipo, porque seguiré jugando en la M35 (mayores de 35 años) que es un rugby más social, con otras reglas, con otros objetivos, es para divertirse más que para competir", detalló Eduardo.
El "si" en cancha
Su pasión por este deporte es ilimitada. Toda su vida -literalmente- ha estado ligada al rugby. Son 31 años practicando este deporte, pero llegar a casarse en la cancha es todo un hito. Pero lo anecdótico que la idea no fue de Eduardo sino que de Angélica, su prometida en ese entonces y hoy su esposa.
"Para un rugbista el apoyo de la familia siempre es importante y de ella (Angélica) fue la idea de casarnos en la cancha. Consultamos las opciones y lo hicimos, algo inédito para Antofagasta, incluso para el oficial civil, porque cuando nos pidió la dirección le dimos la de cancha Las Almejas (ríe)", recuerda.
Así Angélica de blanco y Eduardo con la camiseta de los Cuervos dieron el sí en la cancha, bajo los tres postes y acompañados por amigos, familiares y el plantel completo.
"Fue muy lindo. Estaba todo el equipo, la torta, la fiesta, mi mujer maravillosa, todo muy lindo", revivió Eduardo como si fuera ayer.
Una familia
Esos lazos no se construyen de la noche a la mañana. Años unido al rugby le han dado una gran familia deportiva. Amigos incondicionales como José Salazar a quién Eduardo entrenó cuando eran niños en el Eagle School, el primer club formal de Arancibia. Desde entonces han mantenido una amistad que los une en el tiempo y en la cancha.
Muchos de los jugadores que integraron ese club hoy forman la columna vertebral de "Cuervos". Varios de ellos crearon el club y son ellos quienes llevan adelante esta familia que tiene nuevos integrantes, más jóvenes con ganas de seguir haciendo grande este equipo.
Ese fue uno de los factores que hicieron a Eduardo pensar en dejar el primer equipo, pero eso a nivel competitivo, porque seguirá ligado a la institución que creó junto a sus amigos, espera estar en la galería admirando el juego de las nuevas generaciones y el futuro compartir cancha con alguno de sus 4 hijos.
Hoy Eduardo mira desde lejos el primer equipo de Cuervos, rememorando aquellos años cuando corría en las polvorientas canchas de Antofagasta, ganaba trofeos y tacleaba gigantes como su corazón de guerrero.