Cómo proteger a las mascotas en Año Nuevo
Los fuegos artificiales y la comida de más puede causar daño en los perros.
Entre los abrazos masivos y el espectáculo de fuegos artificiales en la noche de Año Nuevo, no es extraño ver a algún perro asustado corriendo por la calle, escapando de la muchedumbre reunida y del estruendo de la pirotecnia. Y adentro de las casas, su equivalente en las mascotas son aullidos, estrés, ansiedad, miedo e incluso agresividad.
"La mayoría de las mascotas son intolerantes a los ruidos fuertes, y en este caso al ruido de los fuegos artificiales", cuenta Patricio Moreno, veterinario de Laboratorio Drag Pharma. "Si entre los tres a los seis meses, ellos nunca escucharon un petardo, el ruido para ellos será muy fuerte, dado que su frecuencia auditiva es mucho mayor que la de nosotros (…) Por lo tanto, los altera y estresa demasiado. Pueden salir arrancando por el miedo y luego no saber regresar a su casa".
Los signos de estrés pueden ser varios. Francisca Montero, veterinaria de Royal Canin, comenta algunos: palpitaciones, taquicardia y jadeos (especialmente en gatos); salivación excesiva, náuseas, aullidos y maullidos incontrolados; destrucción de puertas o muebles cercanos, necesidad de escape y miedo o agresividad. Pero existen una serie de medidas para aminorar el estrés en los animales para la noche del 31 de diciembre:
Montero propone "utilizar grabaciones de sonidos de fuegos artificiales días antes del Año Nuevo, en volumen bajo y mientras se juega con la mascota para que se acostumbre con tiempo a este molesto ruido".
Asimismo, aconseja poner música agradable -existen algunas especialmente diseñada para mascotas-, cuando se acerquen las 12 de la noche
No es recomendable llevar a las mascotas a los lugares donde las personas se reúnan esa noche a celebrar, como la Torre Entel o playas, por ejemplo.
"Se recomienda dejar a perros y gatos dentro de la casa en la habitación que más les agrade o en el lugar más aislado de la casa, como el baño, por ejemplo (…) siempre y cuando, le agrade y no cause mayor estrés", dice Montero.
Por otro lado, Daniela Araya, directora de Asecvech (Asociación de Etología Clínica Veterinaria de Chile), propone un canil como lugar de seguridad, dispuesto en una habitación con las ventanas cerradas, aislado del ruido y las luces.
Si se quiere, se puede poner una manta sobre el canil. Y si el perro, temeroso, busca a su dueño, es bueno que él esté ahí para contenerlo.
La medicina alternativa, como flores de Back, reiki y aromaterapia son herramientas útiles para estos casos. Araya menciona además las feromonas de apaciguamiento canino, Adaptil, que existen en formatos como collares, difusores y comprimidos.
Asimismo, existen otros productos como Paz Pet, "elaborado a base de Valeriana, Passiflora y Melissa, y que no hace dormir al animal, sino que solo lo calma", comenta Moreno y dice que todos los medicamentos deben ser dados por un veterinario.
"Si entre los tres y seis meses nunca han escuchado un petardo, el ruido para ellos será muy fuerte (...) los altera y estresa demasiado. Pueden salir arrancando""
Atención con la comida: cuando ellos atacan la mesa
Más allá del inconveniente que sería que un perro atacara la mesa de picoteos, tragando a su paso quesos, papas fritas, aceitunas y jamones. El mayor problema es el peligro que podría suponer para su sistema digestivo. Siempre que hayan sido alimentados como corresponde durante el día, "no piden porque tengan hambre, sino para probar que pueden acceder al estatus del dueño compartiendo su comida", señala Francisca Montero, quien además entrega un alarmante ejemplo: 30 grs. de jamón equivalen a 12 donuts en un perro.