Los capos de la PSU revelan sus claves para estudiar
Entre el deporte y la música, Elainne Doll e Iván Orellana cuentan cómo se transformaron en los mejores resultados de sus colegios. Ayer premiaron a los mejores municipales.
Elainne Doll Alucema (17) quedó sorprendida el domingo cuando supo los resultados de su PSU. Estuvo todo el año haciendo ensayos en el Preuniversitario Simón, pero en todos sacaba puntajes que variaban entre los 600 y los 700. Al final, cuando abrió la página de los resultados, vio que sus pruebas de Lenguaje y Matemáticas promediaban 816, el mejor de todos los colegios particular-subvencionado de Antofagasta (ver recuadro). "Nunca me había ido tan bien", se ríe.
"Hacíamos ensayos todos los sábados. Si quería hacer más, los hacía por mi parte, pero cuando salí de clases estuve tres semanas antes de la prueba y me iba todos los días al preuniversitario", cuenta Elainne, quien este año las hizo todas: además de matea, en mayo fue a Tacna como parte de la delegación antofagastina que representó a la región en los Juegos Deportivos de la Juventud Trasandina (Judejut), donde se desempeñó en tenis de mesa.
Hasta antes de esos juegos, la egresada del Eagle School iba todos los días a entrenar, pero por la PSU tuvo que dejarlo. Ahora, ya más descansada y con miras a estudiar medicina en la Universidad de Chile, se tomará el verano para volver al deporte. Elainne dice que la clave es esforzarse todo el año. "No vale la pena estar estudiando un mes antes de la prueba para lograrlo porque siento que no funcionaría mucho. Yo creo que la PSU es pura práctica", dice.
Concentración
Fue uno de los reconocidos en el desayuno que les organizó ayer la Corporación Municipal de Desarrollo Social (CMDS) a los mejores puntajes de los liceos públicos. Iván Orellana Villota (17) sacó 722 ponderado, el mejor de Antofagasta, pero él reconoce que no tuvo demasiada preparación para la prueba. "Me dediqué a hacer otras cosas, hacer deporte, jugar videojuegos, preocuparme de la familia...", cuenta el egresado del Liceo Andrés Sabella.
Iván se fue a la segura. Él quiere estudiar geología y averiguó que el puntaje de corte ahí eran de 650, así que calculó que tenía que tener un márgen de unos 40 puntos para entrar. Y lo logró. El resto del año se dedicó a jugar handball por la selección del Sabella y hacer beat box (imitar sonidos de percusión vocalmente, se usa mucho en el hip-hop), una disciplina que -dice- lo sacó de la ansiedad.
"Me ayudó mucho también porque es algo que uno puede hacer todo el tiempo y me ayuda a concentrarme", asegura. La clave ahí fue en que se tomó en serio el estudio desde que estaba en la Básica, dice. Por eso, a medida que fue creciendo, ya tenía sus hábitos para estudiar y concentrarse exclusivamente en su tarea cuando le correspondía. Y el resto del tiempo, beat box. El director de su liceo, Jorge Tapia, dice que el secreto está en destacar más la formación integral de sus alumnos. "No queremos buenos estudiantes de matemáticas o lenguaje, queremos buenos hijos, buenos ciudadanos, buenos gobernantes".