El paraíso del dulce lo puede encontrar en Antofagasta
La tienda "Candy Shop" fue inaugurada en octubre del año pasado por nuevos dueños, quienes se inspiraron en locales de Estados Unidos. Buscan que en la ciudad el dulce pueda ser disfrutado por toda la familia.
Claudia Cáceres G. - La Estrella de Antofagasta
"Mamita por favor entremos, te juro que sólo escojo uno" dice una pequeña niña mientras pasa por afuera de una llamativa tienda que fácilmente podría ser parte del set de la película "Charlie y la fábrica de Chocolate".
A regañadientes la mamá la deja entrar. La escolar había salido recién del colegio y cómo decirle que no si todos después de una mañana de estudio o trabajo merecen aunque sea un dulcecito para reponer energías.
La pequeña recorre de un lado para otro cada uno de los estantes repletos de cientos de hipnotizantes caramelos, que podrían romper la fuerza de voluntad de cualquiera que se aferre a una dieta, pero como diría Juan Gabriel con Isabel Pantoja "no te aferres a un imposible".
¿El culpable? la tienda Candy Shop Antofagasta, un nuevo emprendimiento familiar que se instaló el 13 de octubre de 2016 en pleno centro de la ciudad, específicamente en la intersección de las calles Ossa y Prat, en donde hace algunos años funcionaba "El Palacio del Niño", un tradicional local que desapareció para ahora dar paso a una innovadora propuesta.
Juan Carlos Arqueros, reconocido empresario antofagastino y Sandra Agudelo, nacida en Medellín, pero viviendo hace más de 13 años en la ciudad, son los "Willy Wonka" en esta historia. Ambos cuentan que quisieron innovar y realizar un nuevo concepto de dulcerías en la zona.
"Conozco desde años al dueño de la ex tienda de dulces que estaba en esta esquina, quien trabajaba junto a su familia. Era una confitería tradicional de muchos años, pero era un almacén. La señora hacía chocolates, fabricaba dulces, lo que le daba prestigio por el hecho de hacerlo allí. Nosotros quisimos hacer algo distinto, más llamativo para los niños", cuenta Juan Carlos.
Así también, Sandra menciona que años atrás compraba pastillas en aquel lugar e incluso el antiguo dueño cuando ha ido a comprar a Candy Shop le ha dicho que todo el mundo le pregunta si lo remodeló, que le quedó muy lindo y él les dice "no, si no es mío", cuenta Sandra.
La locataria agrega que estuvieron un año remodelando el lugar y ajustando todo para la gran inauguración, ya que justo había salido la Ley de Etiquetado, pero que al momento de abrir la tienda todos quedaron maravillados.
Diseño
El dueño ha estado ligado hace años a los negocios en Antofagasta; es el dueño del conocido Pollo Spiedo y sus padres también tenían una tienda de confites en la ciudad.
"Por los años ochenta tuve una distribuidora de confites muy grande en la región, entonces cuando se dio la posibilidad de hacer una nueva tienda , quisimos hacer algo completamente diferente. Buscamos ideas en Santiago, algo más moderno en cuanto a confites y dulcerías; empezamos a ver en internet y nos encontramos con una cadena famosa de Estados Unidos. Nos gustó mucho la forma y quisimos hacer algo similar", dice el empresario.
El diseño les funcionó. Las grandes paletas, chupetes, bastones, vitrinas repletas de chocolates, gomitas, pastillas, chicles y otros masticables de todos los sabores convirtieron al emprendimiento en un lugar soñado para los niños, pero también para adultos y abuelitos, quienes se sorprenden porque no sólo hay dulces de marcas actuales sino que también algunas que los hacen recordar su adolescencia y niñez.
"Tenemos dulces que son muy antiguos, pasa gente mayor y nos dice sorprendidos '¡desde que estaba en la escuela que no veía esto!', por lo que disfrutan mucho, son felices.
También hay una gran variedad de dulces extranjeros, ya sea suecos, italianos, hay de todo tipo. También hay un pequeño sector de productos saludables para que las mamás puedan darle esa opción a sus hijos, pero son pocas las personas que los llevan, prefieren los otros", comenta Sandra mientras atiende entre risas.
Dulces para todos
En plena entrevista diversas personas entran a cada momento a comprar a la tienda, "esto no es nada, cuando salen los estudiantes del colegio, el lugar es una locura", dice la mujer.
Una tienda para todos es también uno de los objetivos que tienen sus dueños. "Queremos que la tienda sea para toda clase social, que todos puedan entrar y llevarse algo porque es muy cruel ver que pasan niños y lloran porque quieren entrar y no los dejan. Los papás piensan que es muy caro, y no es así, tenemos productos que van desde los $50", comenta Sandra.
Quien es experta en este tema es Luisa Salamanca, quien es la encargada de recibir diariamente a los clientes, los orienta y les recomienda los mejores dulces. - ¿Es muy difícil no tentarse aquí? - le preguntamos, "la verdad es que sí, yo me antojo mucho es imposible no hacerlo (risas).
Luisa añade que los niños se emocionan mucho cuando entran, "dicen que es el paraíso de los dulces, no saben qué comprar cuando entran, todo es muy tentador para ellos".
En tanto, otro de los vendedores, Juan David Noreña recalca que si fuera por él recomendaría todos los caramelos "porque son muy deliciosos, pero las gomitas son las mejores".
Proyecciones
Abrir una nueva tienda está en los planes a largo plazo de Juan Carlos y Sandra, se animan a decir que podrían instalarse cerca del mall porque hay más afluencia de público. Mencionan que si bien están muy contentos con su emprendimiento, aún así piensan que falta más cultura en este tipo de comercio.
"La gente no está educada para llegar a una tienda de este tipo y sacar lo necesario. Muchos van a robar y sacar ventaja porque las cosas están a la mano. Hemos pillado a varios robando, pero la apuesta era grande en ese sentido y ojalá nos vaya bien porque creemos que son más los buenos que malos", reflexiona Juan Carlos.
Cree también que la idea de negocio puede repetirse. "Hace años fui el primero que puse un local de pollos y a los pocos meses ya habían al rededor de 20 más. La gente tiende mucho a copiar las buenas ideas y como la tienda es bonita y llama mucho la atención de los niños, la tendencia será que aparezcan más, en el mall ya hay otras dos o cuatro".
Sandra por otra parte sueña con que el local sea reconocido en la ciudad como un lugar en donde niños, jóvenes y adultos puedan regalar un momento dulce a los que más quieren.

