Cartas
Carros de brochetas
Señor director:
Hace meses que veo todos los días, cerca de las 19 horas, en las esquinas de Matta con Baquedano, cinco carros de venta de brochetas.
Aparte de ser insalubres contaminan todo el sector con humo, ya que su preparación la hacen con carbón. Esta humareda llega a varias cuadras e incluso penetra hacia varios locales.
Mi pregunta es la siguiente: ¿Qué espera la autoridad sanitaria para actuar? ¿Esperarán que se intoxiquen cerca de 50 personas para tomar cartas en el asunto?
No basta con fiscalizarlos una vez por semestre, esto debe ser constante con el fin de erradicarlos de una vez por todas. Es obligación de la Seremi de Salud proteger la salud de la población y el cuidado del medio ambiente. Así lo dice la Constitución y el Código Sanitario. ¿Saben ustedes dónde botan las cenizas estas personas? En pleno centro, especialmente en la esquina de 14 de febrero y Baquedano.
Culpa de esta proliferación es también de Carabineros, ya que ellos pasan al lado de estos vendedores y no los fiscalizan ni mucho menos los multan.
Por otro lado, la evasión de impuestos es alta ya que sus ventas no son menores y no emiten boletas, es decir, no le pagan al Estado ningún tipo de impuesto.
Es obligación del Servicio de Impuestos Internos su fiscalización y sanción aún siendo vendedores sin permiso. Así lo establece la Ley de Impuesto a las Ventas y Servicio.
Hago esta denuncia, porque es injusto y poco consecuente que a los comerciantes establecidos se nos fiscalice por lo menos dos veces al año y se nos sancione con multas elevadas o clausuren nuestros locales por cosas mucho menores que las vistas en la calle.
La Seremi de Salud nos sanciona con multas mínimas de 20 UTM ($932.940) por faltas menores y el Servicio de Impuestos Internos ha clausurado por no emitir boletas de $200.
La ley debe ser pareja para todos.
Existe un notable abandono de deberes de ambas instituciones y a la vista de todos.
Pensaré seriamente en cerrar mi negocio y dedicarme al rubro de la venta de brochetas en la calle.
Atte.,
Marcelo Herrera
